La pandemia comienza a remitir, pero algunos de sus efectos secundarios en los mercados están en pleno apogeo. Una muestra clara es la fiebre de la que siguen gozando las SPAC, esos vehículos hasta hace poco desconocidos para la mayoría de los inversores que en el los últimos tres meses han protagonizado más estrenos en bolsa que en la última década.
Estas empresas de adquisición de propósito especial, que es el nombre completo al que responden las siglas inglesas por las que son más conocidas, no son un invento reciente. De hecho, su historia se remonta hasta los años 80 del siglo pasado. Sin embargo, por sus características peculiares, sí que han alcanzado una fuerza desconocida en los últimos tiempos. O meses por ser más concretos.
Desde que empezó el año, se han estrenado en bolsa 297 de estas SPAC. Un número abultado que casi lo es más si se tiene en cuenta que el reparto ronda los cinco estrenos por cada día hábil de bolsa en este periodo. Una eclosión que además ha movilizado 97.000 millones de dólares en un tiempo en el que el dinero ha sido huidizo de otras apuestas de alto riesgo.
Récord sobre récord
Tanto las cifras de estrenos como las de volúmenes de inversión movilizados registradas a lo largo del primer trimestre baten con holgura las conseguidas a lo largo de 2020. Y no solo eso, sino que estos tres meses con miras a la recuperación económica han sido suficientes para batir los números acumulados a lo largo de la última década.
Un reciente estudio divulgado por la consultora británica Schroders señala que a lo largo del año pasado debutaron en el parqué un total de 248 SPAC. Aquella cifra ya supuso un récord que se hacía difícil de igualar, pues en la última década la media de estrenos de este tipo de empresas no alcanzó si quiera las 20 operaciones.
Hasta el estallido de la pandemia, el récord estaba establecido en los 66 debuts que se vieron a lo largo de 2007. Los últimos tres meses han sido suficientes para casi quintuplicar esa cifra. Y eso que todavía son un instrumento ajeno a muchos mercados de valores, incluido el español, donde sin embargo el supervisor se ha mostrado receptivo a autorizar operaciones de este tipo.
Por el momento, estas atípicas empresas comienzan a ganar terreno en Reino Unido y Países Bajos, las dos puntas de lanza en cuanto a innovación en los mercados de valores europeos. Y es que sus características requieren en muchas ocasiones de una adaptación algo compleja a las normas vigentes en cada país, que en la mayoría de casos no cuentan con un desarrollo legislativo específico para ellas como sí ocurre en EEUU.
Factores de impulso
Esta progresiva ‘colonización’ de más y más mercados es la que lleva a las manos fuertes de la inversión a considerar que la fiebre por estas SPAC está lejos de haber marcado su temperatura máxima. Y es que se espera que mientras tanto el ritmo se mantenga elevado en EEUU, donde recientes transacciones que han implicado a firmas reconocidas como la compañía de coworking WeWork, el bróker eToro, el emporio PlayBoy o la creadora de aerotaxis Lilium.
A todo esto, los analistas suman el hecho de que la crisis de la Covid-19 ha resultado en un escenario ideal para el desarrollo de estas empresas. Por una parte, las carteras de muchos inversores institucionales acumulan niveles poco habituales de liquidez dispuestos a ponerse a trabajar.
Por otra, muchas corporaciones atraviesan elevadas necesidades de financiación para afrontar sus planes de expansión, sanear sus finanzas o simplemente mantenerse a flote mientras dure el impacto de la pandemia. Amén del auge en las operaciones de fusión y adquisición registrado a escala global también como consecuencia de esta circunstancia que facilita la consumación de operaciones a múltiplos mucho más llevaderos para el comprador que en otras circunstancias.
En este punto, conviene señalar algunas de las características básicas que hacen únicas a estas empresas. Las SPAC son empresas creadas por un equipo de directivos-promotores con el respaldo de varios socios inversores que acuden a su debut en bolsa con el objetivo de hacerse con el control de alguna compañía con actividad comercial, normalmente, no cotizada. Por eso se las conoce también como compañías de ‘cheque en blanco’.
'Polvorilla' lista para disparar
No obstante, normalmente, el folleto de su incorporación a bolsa suele señalar hacia qué sectores se apunta como objetivo de compra, que suele ser aquel en el que sus promotores tengan mayor experiencia o trayectoria. Y es que conviene no olvidar que el objetivo de los fondos de inversión de alto riesgo -como los hedge funds- que suelen controlar el capital de las SPAC es conseguir una elevada rentabilidad a cambio de su entrada casi a ciegas.
Unos recientes cálculos de Lazard estiman que en la actualidad hay 433 SPAC pendientes de localizar el proyecto en el que inyectar su capital. Entre todas ellas, sumarían unos 140.000 millones de dólares de lo que la firma de inversión llama “polvorilla” lista para disparar y hacer aún más grandes los ya desorbitados números de estas empresas especiales.
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