La falta de interés de los españoles por los mercados de valores no es cuestión de dinero. De hecho, ahora lo es menos que antes de que estallase la pandemia del coronavirus. Uno de cada diez considera que “no es rentable” jugarse los ahorros en bolsa, bonos, fondos u otros productos de inversión y el dinero de muchos sigue en una caja fuerte o debajo del colchón. Y eso es casi un 65% más que hace un año.
Los datos que arroja una reciente encuesta de confianza del inversor español elaborada por JP Morgan AM son contundentes en esta línea. La cuestión de la liquidez solo es impedimento para la inversión para un 30,8% de los españoles que no se plantea hacerlo en los próximos meses. Un porcentaje que muestra una solvencia mucho más holgada que en el tercer trimestre de 2020, cuando este fue el obstáculo señalado por un 35,9% de la población, sacudida por las consecuencias de la segunda ola de la pandemia.
No obstante, no hace falta irse a los peores momentos de la crisis sanitaria y económica para que la foto que arroja la última medición de la gestora del banco estadounidense de inversión resulte favorable. Hace un año, un 33,7% de los encuestados reconocía que la falta de dinero era su principal freno a la hora de invertir. Al cierre de 2020, la tasa se había incrementado hasta un más amplio 34,3%.
Incertidumbre económica
Ahora, que la cuestión del dinero disponible parece haberse solventado para muchos hogares, el tema de la incertidumbre económica ha aparecido con fuerza en escena. Los temores reinantes sobre la velocidad y la fortaleza de la recuperación, la capacidad de respuesta de los bancos centrales y los riesgos de un sobrecalentamiento de la inflación llevan a un 34,6% de los españoles a considerar que lanzarse a invertir con este escenario no parece lo más “conveniente”.
En este contexto, no parecen de gran ayuda circunstancias como la segunda entrada en recesión de la Eurozona en menos de un año y la posibilidad de un tapering inadecuado que eche al traste los esfuerzos por mantener a flote la economía. Unos miedos que desde hace tiempo vienen señalando también las manos fuertes del mercado internacional, como han recogido varias de las últimas ediciones de la Encuesta Global de Gestores de Bank of America.
Terremoto político
El estudio desarrollado por JP Morgan resta peso al factor de la incertidumbre política como freno para retrasar posibles decisiones de inversión. O, directamente, para negarse en banda. Una circunstancia que choca con el éxodo en sicavs y planes de pensiones registrado en los primeros meses del año precisamente por los cambios fiscales establecidos para ambos vehículos.
Aunque el terremoto político que desencadenaron en España las mociones de censura de Murcia se produjo en la recta final del primer trimestre del año -periodo al que se refiere el estudio-, lo cierto es que estas circunstancias solo son señaladas por un 12,1% de los españoles. Además, esta cota supone 20 puntos básicos menos que en el año anterior.
Bajos rendimientos
Más sintomática es la preocupación que muestran los españoles por la rentabilidad de su cartera a la hora de invertir, pues un 10,2% -más de uno de cada diez- señalan a este factor para decidir que pasan de los mercados. Este es el porcentaje que considera que optar por una de las fórmulas de inversión a su alcance “no es rentable” actualmente.
Los analistas consultados señalan que esta percepción podría estar íntimamente ligada con el perfil conservador por el que tradicionalmente se decanta el grueso de los inversores españoles. En este sentido, la continuidad de los bajos tipos de interés oficiales en las grandes economías ha penalizado con fuerza los rendimientos que tiempo atrás habían venido ofreciendo productos y activos de bajo riesgo como los depósitos bancarios, los bonos soberanos y los fondos de perfil monetario.
En este caso, si se compara con los datos de hace un año, la cifra ha engordado un 64,5% pues solo un 6,2% consideraba que las rentabilidades esperadas no merecían el riesgo de lanzarse a invertir.
Por aquel entonces, la enérgica reacción de muchos bancos centrales se percibía como una medida de choque temporal. Todavía se hacía difícil calcular cuál sería el impacto definitivo de una pandemia que ha terminado por hacer que algunas políticas se conviertan casi en pieza estructural de la política económica hasta provocar cambios en el mandato de los bancos centrales.
A la caja fuerte
Con todo ello, el dinero aparcado en liquidez sigue engordando mientras el mercado solo recibe una pequeña parte de los ahorros forzosos de muchos ciudadanos, que en el mejor de los casos se lanzan al trading con la expectativa de conseguir “un pelotazo” en bolsa o incluso activos más especulativos como las criptomonedas. Así lo certifican datos recientes del Banco de España.
La institución supervisora ha cifrado en algunos de sus últimos estudios en un 2,5% del PIB el ahorro forzoso de las familias españolas, lo que ha disparado la tasa de ahorro de las familias españolas hasta un máximo histórico del 14,8%. Una cifra espoleada por los “ahorros del miedo” a que la situación financiera doméstica pueda ir a peor, que según Asufin, es una circunstancia que sigue afectando al 18% de los hogares nacionales.