Vuelta al rojo. El Ibex 35 se anotó a caballo entre los meses de junio y julio su peor semana en cuatro meses. El miedo al impacto del avance de las nuevas variantes de la Covid-19 en un verano recién comenzado se tradujo en pérdidas del 2,06% para el índice español en las últimas siete sesiones, hasta los 8.907,6 puntos.
Los peores pronósticos se fueron confirmando y las restricciones de última hora para viajes entre países de la Unión Europea se multiplicaron en los últimos días. Una mala noticia para un índice bursátil y una economía tan dependientes del turismo como los españoles y, en general, para la recuperación a esta orilla del Atlántico.
A pesar de todo, el Ibex 35 fue capaz de defender la cota de los 8.900 puntos, una frontera relevante desde el punto de vista del análisis técnico para evitar dejar la puerta abierta a descensos más profundos en las próximas sesiones. Y eso que durante buena parte de la jornada del viernes esta cota se daba por perdida, con mínimos intradía en los 8.883 puntos.
Empleo y dividendos
Si en semanas precedentes el foco estuvo puesto sobre la inflación y las decisiones sobre tipos de interés de los bancos centrales, el protagonismo esta vez recayó sobre las cifras de empleo y el regreso de una cierta normalidad al reparto de dividendos por parte de la banca. Un punto este último confirmado en EEUU y al que en la Eurozona ya se ha abierto la puerta con miras a septiembre.
Por lo que se refiere a las cifras del mercado laboral, la tasa de paro en EEUU se quedó por encima de las previsiones dando margen a la continuidad de los programas de impulso de la Reserva Federal. En España, fuerte caída del paro en su lectura de junio al tiempo que se generaron 233.000 nuevos cotizantes.
De regreso al Ibex 35, mientras que los valores de corte más industrial salieron beneficiados por unas perspectivas cada vez más amables para el sector, los turísticos sufrieron los miedos ya comentados a un verano mucho más raquítico de lo que se esperaba para sus negocios. Buena cuenta de ello dejó la tabla de revalorizaciones de la semana.
Por arriba, Acerinox (+4,3%), Cie Automotive (+3,2%) y ArcelorMittal (+3%) fueron líderes indiscutibles. A ellas se sumó Acciona, que repuntó cerca de un 2% en la semana en la que finalmente consumó el esperado debut de su filial de energías renovables, que tuvo que conformarse con el precio más bajo del rango previsto para su estreno.
Al otro extremo de la tabla, caídas del 7,4% para Endesa, que siguió sufriendo los bandazos del Gobierno en cuanto a la regulación del sector eléctrico. Después de ella, bloque turístico compuesto por Amadeus (-7,4%), IAG (-6,5%), Meliá Hotels (-5,8%) y Aena (-5,1%).
Otros pesos pesados del índice como Repsol (-3,4%), Inditex (-2,9%) e Iberdrola (-1,1%) también contribuyeron a teñir de rojo oscuro la gráfica en su acumulado semanal. Y es que no había sido tan bajista desde febrero.
La última de la semana
La última sesión de la semana, que se saldó con caídas del 0,28% para el Ibex 35, estuvo gobernada una vez más por los bandazos de precio. A pesar de algunos amables datos macroeconómicos publicados en la Eurozona, el paso por caja previo al fin de semana en el primer viernes de julio se hizo más fuerte.
El gran penalizado de la jornada fue el sector financiero, con caídas del 2,7% para Banco Sabadell como farolillo rojo. Después, uno tras otro se agolparon BBVA (-2,1%), Santander (-2%), CaixaBank (-2%), que finalmente alcanzó un acuerdo para el expediente de regulación de empleo (ERE) que ajusta su plantilla tras la absorción de Bankia, y Bankinter (-1,9%).
Al otro lado, Solaria se contagió del entusiasmo inversor hacia Acciona Energía con avances del 2,5%. La novata del parqué, por su parte, cerró el viernes con un repunte acumulado del 9,6% en sus dos primeras sesiones como cotizada.
El podio de la jornada lo completaron Fluidra (+1,8%) y PharmaMar (+1,4%). No obstante, los verdaderos frenos para el retroceso del índice rey fueron Iberdrola (+1,1%) y Cellnex (+0,9%).
Relajación en el bono
Por el mercado secundario de renta fija, relajación después de la tensión acumulada en la semana precedente. El bono español a diez años vio caer su rentabilidad por debajo del 0,37% frente al 0,46% al que inició la semana.
Una merma del 20% en términos relativos que se quedó en mucho menos en cuanto a prima de riesgo. En este sentido, la distensión en bloque de los bonos europeos, que volvieron a contar con la asistencia del Banco Central Europeo (BCE) y las palabras de sus directivos, tan solo permitió que la brecha entre los papeles españoles y los alemanes menguara hasta los 61 puntos básicos.