Las subidas de los índices de la bolsa de Nueva York parecen no tener fin: desde los mínimos de marzo de 2009 el S&P 500 rentabiliza un 650%. Sólo en lo que llevamos de 2021 acumula 52 máximos históricos de cierre y suma un 22% de crecimiento, porcentaje similar al del Nasdaq.

Unos máximos que no encontrarán techo y que con toda seguridad se superarán hacia finales de año. Y es que los expertos coinciden en que el último trimestre del año será nuevamente pletórico para el mercado estadounidense. 

Cuando en 2013 por fin se recuperaron los máximos de 2007 parecía que las alzas del S&P 500 se ralentizarían, pero desde entonces se han multiplicado por tres. Y no sólo sigue subiendo, sino que se recupera cada vez con más velocidad de las caídas, como denota que doblara el precio al que cotizó en los mínimos de 2020 en apenas 17 meses. 

Se argumenta que detrás de este movimiento está la enorme inyección de liquidez barata de los bancos centrales. Además, los tipos de interés tan bajos aumentan el interés por los activos de riesgo ya que no hay otra manera de encontrar algo de rentabilidad. Pero no es el único factor. 

Estados Unidos ha recuperado ya el nivel de PIB prepandemia, sus cifras de desempleo aún no lo han conseguido pero no son malas. Y sí, hay más inflación, pero mientras los tipos de interés no suban el capital se dirigirá a la bolsa, ya que tener el capital inmovilizado cada vez cuesta más dinero: el coste de la vida sube mientras la retribución de los ahorros no. 

Grandes empresas

Las cifras empresariales, medidas en resultados y en ventas de las cotizadas, han batido récords este trimestre. Y precisamente las compañías con más peso en los índices –multinacionales tecnológicas- son las que mejores números ofrecen. Y lo llevan haciendo muchos años. 

También hay que sumar que no sólo entra dinero nacional en Wall Street: los efectos de las políticas monetarias expansivas y del aumento del ahorro en 2020, se traducen en flujos de dinero que viaja hacia Estados Unidos. 

Y no sólo por especulación de corto plazo. Sirva como ejemplo el fondo soberano noruego o la cartera del Banco Nacional Suizo con 2.437 diferentes valores estadounidenses, según comunicaron a la SEC al final del último trimestre. 

Un banco central que aumenta su balance con activos de riesgo de otro país donde colocar su exceso de dólares es toda una metáfora de la globalización financiera y de cómo, más allá de la especulación, hay un porcentaje de dinero institucional detrás de las subidas de Wall Street

Incluso el SNB (Banco central suizo por sus siglas en inglés) tiene entre sus principales inversiones a Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet y Facebook. De eso nos advertía el analista Eduardo Bolinches: los máximos de los índices se hacen con cada vez menor número de valores en récords.

Estacionalidad

Es un buen aviso de peligro, y no es el único. Quizás el más obvio es la excesiva euforia que hay en los mercados que llevó a que se tomara como algo tan positivo que Powell anunciara una reducción del ritmo de compras ya en este año. 

Es cierto que fue muy diplomático y que quizás se esperaba un discurso más beligerante, pero no deja de ser una mala noticia que la liquidez empiece a reducirse, y como la bolsa es un mercado que se mueve por expectativas, ensombrece de algún modo las previsiones para el próximo año. 

Otro aviso puede ser la estacionalidad. Septiembre es claramente el peor mes del año para la inversión bursátil según las estadísticas.

S&P Weekly Base 100

Pero incluso si corrigiera el próximo mes, la tendencia seguiría siendo claramente alcista, y, como vemos, a las puertas del mejor periodo para la bolsa del año: el último trimestre. 

El escenario de una corrección de los excesos las próximas semanas para tomar impulso y cerrar el año por todo lo alto tendría sentido, pero todos sabemos que en bolsa, especialmente a corto plazo, nada es fácil. 

En el último tercio del año se vislumbrará cómo se desarrolla la crisis afgana sin tropas extranjeras allí, el 26 de septiembre serán las elecciones en Alemania que oficializarán el fin de la “Era Merkel”, veremos si la Fed hace o no cambios, seguiremos pendientes del coronavirus… y esto es sólo parte de lo previsible.

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