La evolución del precio de las acciones de Grifols no es precisamente alcista. De hecho, viene bajando desde que marcasen máximos históricos en los 33,51 euros antes de la llegada de la pandemia.
Desde entonces mantiene una clara pauta de máximos y mínimos decrecientes que han llevado la acción hasta los 18,86 euros el pasado mes de marzo y ahora, con la ruptura del soporte de la zona en torno a los 20,30 euros tras el anuncio de la compra de la alemana Biotest, desde el punto de vista técnico todo apunta a una continuidad correctiva hacia esos mínimos para perforarlos.
Sin embargo, está dispuesta a llevar la contraria a ese viejo dicho bursátil que reza que el valor comprador baja en bolsa y el comprado sube.
Francamente lo tiene difícil aunque no imposible ya que al estar en sesión de vencimiento de opciones y futuros con cuádruple hora bruja todo puede ocurrir, pero la realidad es que bien podría estar realizando un mero "pull-back" a la zona hasta ahora trabajada como soporte para testear que ha pasado a convertirse en resistencia.
Así que si lo que busca es una entrada para arañar un rebote intradiario, mucho me temo que ha llegado tarde. Normalmente, no hay que dejar pasar más de 15 minutos desde la apertura para entrar y colocar un stop de protección por debajo de los mínimos marcados hasta entonces a modo de salida de emergencia.
Sin embargo, si lo que busca es entrar con un horizonte temporal de más largo plazo entonces tampoco le está dando ninguna señal de entrada. Más bien la señal es de venta al perder el soporte.
La única señal que se puede dar es la de la reconquista de cara al cierre de los 20,30 euros y con ella la entrada para buscar una continuidad en la reacción hacia los 21 euros en donde volveríamos un nuevo giro a la baja.
En definitiva, mucho riesgo para tan poca recompensa ya que una entrada en estos precios obliga a colocar el stop de pérdidas bajo los mínimos de la sesión de hoy.