Esta semana que está acabando nos ha traído un calendario bastante claro respecto de la velocidad que van a tomar en la Reserva Federal estadounidense con la retirada gradual de estímulos económicos así como con la subida de tipos para el próximo año para combatir la inflación.
Del mismo modo, también el Banco Central Europeo ha puesto encima de la mesa sus directrices, curiosamente distintas a las de la Fed, en tanto y cuanto que nos han dicho claramente que de subir tipos de interés nanas de la china. Así que podemos decir que volvemos al año 2018, pero con un aterrizaje que realizar mucho más forzoso que entonces.
La inflación está aquí con nosotros y sin embargo el BCE parece no preocuparse en absoluto. Casi prefieren esperar a que desaparezca por arte de magia mientras realizan lentamente un ajuste del programa de compras de bonos, pero desgraciadamente ya estamos viendo una serie de ajustes laborales al alza que no habíamos visto en décadas.
También hemos visto como han pinchado las ventas minoristas en EE. UU. porque la inflación está comenzando a ejercer peso sobre ellas. Sin embargo, los expertos que asesoran a los gobiernos les están diciendo que no se preocupen, que es un ligero ajuste.
Ellos aprendieron en la universidad que la inflación se produce porque la demanda supera a la oferta y así se quedan, pero realmente lo que no saben ver es que todo está interrelacionado y además existe el componente subjetivo de cada uno de los individuos de la sociedad, de manera que la subida de los precios en productos tan concretos como la energía y la comida hace que haya retroceso de demanda en otros productos e incrementa los temores de que la inflación será persistente.
Como resultado de todo esto, podríamos irnos a un escenario de estanflación si la nueva cepa de la Covid-19, o siguientes si continúan saliendo, acaban por volver a provocar cierres de actividades.
De momento, los mercados de valores no descuentan esta posibilidad hoy por hoy. De hecho, podrían bajar un 10% y como están en zona de máximos históricos no pasaría absolutamente nada en Wall Street. El problema realmente lo tendríamos nosotros con un Ibex 35 tan débil que nos iríamos claramente por debajo de los 8.100 puntos.
Hace un año teníamos a prácticamente el 90% de los valores en Wall Street por encima de su media de largo plazo. Ayer, tan solo lo consiguen un 46% de los valores. Y sin embargo, el futuro del S&P 500 marcaba máximos históricos esta misma semana.
Esto es indicativo de que el mercado está sustentado por no más de 10 empresas de gran capitalización que todos conocemos y ahora, tras el vencimiento de futuros y opciones de este mes de diciembre, es el momento en el que debe aclararse si habrá rally de Navidad o no.
Hay demasiada expectación y demasiada confianza ciega en que lo habrá, mucha más de la que me gustaría. Esto solo me lleva a recordar que el ambiente de confianza en los mercados de ahora es idéntico al que había en el año 1987, 2000 y 2008 aunque mucha gente no los haya vivido.
Es momento de extremar las precauciones porque con el planing tan detallado de la Fed y el vencimiento ya pasado se opte por una corrección en los mercados aprovechando que la gran cantidad de inversores esperan un excelente rally de Navidad podría ser aprovechado precisamente para lo contrario.