Las empresas españolas captaron un 14% menos financiación en 2021 que en el año anterior a través de emisiones de bonos. El aluvión de colocaciones que se produjo tras el estallido de la pandemia y la rápida reacción de los bancos centrales está detrás de este descenso de volúmenes hasta los 41.815 millones de euros.
Si se marcan distancias entre el sector financiero y el resto del tejido empresarial nacional, el recorte es más abultado en el segundo caso. Así lo reflejan los datos de un estudio publicado este miércoles por Société Générale.
Mientras que las entidades financieras captaron un 10% menos que en 2020 a través de instrumentos de deuda, el resto de corporaciones contrajo su nueva financiación por esta vía en un 17%. Un retroceso que Jaime Sanz, responsable de asesoramiento de rating para estados soberanos de Société Générale, atribuye a "la necesidad de tener colchones de liquidez más ajustados" a consecuencia de una menor incertidumbre sobre la pandemia y por "el coste de mantener esta liquidez en un contexto de tipos negativos".
Impulso sostenible
En el capítulo de la empresa no financiera, el principal emisor fue Cellnex, que con seis operaciones por 5.350 millones de euros acaparó un 25% del volumen de este segmento. No obstante, desde la entidad se hace hincapié en el salto a emisiones verdes de un buen número de firmas inmobiliarias como Aedas, Neinor Homes y Vía Célere, en lo que consideran que es una tendencia de futuro.
Dentro de este mismo capítulo, el año pasado Repsol se convirtió en pionera con una emisión inaugural de bonos sostenibles por un volume de 1.250 millones de euros. Aquí, los responsables del área en Société Générale han percibido un regreso hacia la emisión de bonos con criterios más ecológicos que sociales después de la emergencia que en este ámbito supuso el estallido de la pandemia en 2020.
Tanto es así que las emisiones etiquetadas como sostenibles (ASG) alcanzaron un 32% del volumen total emitido por empresas, mientras que un 37% de lo colocado por entidades financieras. En el conjunto del mercado, su peso relativo llegó en 2021 al 31% frente al 12% del ejercicio anterior.
Un crecimiento exponencial que Fernando García, director de mercado de capitales de la entidad responsable del informe, estima que podría llegar incluso al 40% de cara a este ejercicio 2022 en el que todos los emisores se mueven por un mismo denominador común. Este no es otro que el de la espera a los bancos centrales, que está provocando cierta volatilidad de tipos y spreads en el mercado secundario.
Sector financiero
Por lo que se refiere al sector financiero, Carlos Cortezo, responsable de mercado de capitales para instituciones financieras, destaca que "las emisiones sénior, tanto preferred como non-preferred han sido las más usadas". En algunos casos también para refinanciar emisiones de bonos subordinados ya existentes.
En sentido inverso, tan solo se ha registrado una operación de cédulas hipotecarias protagonizada por EuroCaja Rural. En este sentido, Cortezo ha señalado que "el grueso de entidades se ha apoyado en las subastas de liquidez TLTRO para la financiación pura de su actividad".
Dentro de este grupo, Banco Santander ha repetido un año más como emisor más activo con hasta seis operaciones en las que ha conseguido 6.000 millones de euros. Una suma equivalente al 31% de lo que ha captado todo el sector financiero por esta vía de la emisión de bonos en euros en el mercado español. Segundo puesto, para CaixaBank, con cuatro operaciones por 3.750 millones.
En cuanto al sector público, los 41.050 millones de euros adjudicados a lo largo del año supusieron un 30% que en el ejercicio anterior. Al frente de este grupo, indiscutiblemente, el Tesoro Público, con cinco emisiones por 34.000 millones. No obstante, como destaca Sanz, su peso relativo cedió del 90% al 83% de este segmento "gracias a que el mercado se ha abierto a otros actores públicos".
Bono español al 1%
De cara a este 2022, desde la entidad auguran una "recuperación sostenida, pero perdiendo fuelle". Una descripción que se traduce en que el crecimiento del PIB del 4,9%-5% que aguardan este año para la economía española podría reducirse hasta el 3,9%-4% para 2023. Una condición que ven, además, extrapolable al conjunto de la Eurozona.
Con este contexto, no creen que el pico de inflación llegue a verse hasta finales de este año, en torno al 2,3% para el área de la moneda común y de cerca del 3% para España. No obstante, desde Société Générale se muestran "tranquilos en cuanto a las expectativas de tipos" y no ven alzas por parte del Banco Central Europeo (BCE) hasta la segunda mitad de 2023. Y explican: "Moderadas y siempre por detrás de EEUU".
Lo que sí esperan en la entidad es que "se acelere un poco el tapering este año", que en el BCE han preferido llamar "recalibración". Un escenario en el que, según las previsiones que manejan en la firma, "cabe esperar que el tipo del bono soberano español a diez años esté en torno al 1% al acabar el año".
Como reflejó la cifra récord de emisiones de las dos primeras semanas del año, "este año va a estar claramente marcado por las expectativas de inflación y la reacción de los bancos centrales", según explica García. Así, en la entidad reconocen que aunque sigue habiendo un notable apetito inversor, "existe precaución por parte de los emisores ante lo que pueda venir".
Estos son los factores que llevan al experto a considerar que "en la primera parte del año se podrá ver una ligera ampliación de spreads y luego una corrección de estrechamiento en la segunda parte". Algo que atribuye fundamental y precisamente a que "se van a ir materializando las reducciones de compra de los bancos centrales, que estaban suponiendo un soporte muy importante".
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