Agitación en el mercado secundario de deuda. El 'bund' alemán a diez años ve engordar su rentabilidad un 354% hasta marcar tipos de hasta el 0,159% que devuelven su gráfica a máximos de los últimos tres años. La posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) finalmente retire estímulos con más agilidad de lo que venía defendiendo, desata las ventas en los papeles soberanos.
El ascenso de rentabilidad del bono de referencia en la Eurozona es tan vertical que supera con holgura las cotas alcanzadas el pasado 19 de enero, cuando por primera vez en 32 meses marcó rendimientos positivos. De hecho, desde enero de 2019 no se exigía tanto por dejar dinero prestado al Estado alemán.
Si bien el comunicado del BCE publicado este jueves ha sido tajante en cuanto al mantenimiento de la hoja de ruta anunciada en diciembre, la presidenta de la institución, Christine Lagarde, ha generado cierto desasosiego con unas declaraciones mucho más agresivas -hawkish- que de costumbre. Un tono que ha disparado las alertas entre los operadores de renta fija.
La clave del discurso
En este sentido, Lagarde ha evitado repetir la promesa de que no habrá subidas de tipos este año. En su lugar, ha señalado hacia la "sorpresa" de una inflación galopante también en enero, con un incremento del 5,1% en la Eurozona. Además, ha apuntado que en la próxima reunión de la institución -prevista para el 10 de marzo- revisarán con detalle los datos disponibles hasta ese momento para definir su estrategia a seguir.
Tan abierto ha sido el discurso de Lagarde y contradictorio con el comunicado emitido por la institución que el mercado llega a descontar que la primera subida de tipos de interés podría llegar tan pronto como en junio. Dentro de cuatro meses. Algo que, hasta la fecha, se había descartado incluso en los escenarios más ambiciosos en cuanto al calendario de retirada de la institución monetaria, pues como pronto se apuntaba a la vuelta del verano.
Las subidas se han dejado sentir en todas las referencias, aunque el salto ha sido menos espectacular que en los 'bunds' debido a unas rentabilidades de partida sensiblemente más elevadas. Eso es lo que ha ocurrido, sin ir más lejos, en el bono español a diez años, que en máximos intradía ha llegado a marcar tipos del 0,97%, lo que ha supuesto un incremento cercano al 23% frente al cierre de la víspera.
En este caso, las cotas alcanzadas han supuesto para los papeles emitidos por el Tesoro Público máximos desde abril de 2019. Una situación que se ha repetido también en los italianos a una década -en el 1,673%- y los portugueses -en el 0,897%-, entre otros. Sin embargo, las primas de riesgo apenas se han visto alteradas por el tirón al unísono de los bonos tanto centrales como de los denominados periféricos.
Reino Unido y el euro
Los inversores, que ya venían descontando que el mensaje del BCE comenzaba a presentar fisuras con los últimos datos de inflación y crecimiento económico en la mano, también han contado con la referencia del Banco de Inglaterra para este sobresalto. La entidad británica, cumpliendo el guion en este caso, ha procedido a subir sus tipos de interés hasta en un cuarto de punto, hasta el 0,5%.
Aunque Lagarde ha insistido en que la presión salarial que existe en Reino Unido no se está produciendo en la Eurozona, lo que daría más margen al BCE para mantener una postura acomodaticia, los inversores han contado con otro factor de aviso sobre la mesa. Y es que los tipos de referencia de la economía británica no subían dos veces consecutivas desde el año 2004.
La presión se ha trasladado también al mercado de divisas, donde el euro ha cogido carrerilla hasta marcar máximos del último mes frente a un buen puñado de monedas internacionales. En su cruce frente al dólar estadounidense, donde la senda del tapering sí que está definida y enfilada, ha alcanzado los 1,145 'billetes verdes' en sus cambios más punteros.