Wall Street vive tiempos de incertidumbre. Las dudas sobre el impacto la subida de tipos de Fed y la elevada inflación en Estados Unidos afectan a los mercados, pero sobre todo al sector tecnológico. En lo que va de año, el Nasdaq está sufriendo una debacle con pocos precedentes: ha perdido un 25% de su valor.
Esto está afectando, sin excepción, a todas las grandes tecnológicas con sello de Estados Unidos. Ni siquiera un gigante como Apple se libra de este fenómeno, por el que sus acciones han caído más de un 19%.
Los magnates mesiánicos sufren también esta crisis. Así lo demuestra la todopoderosa Amazon de Jeff Bezos, cuyo valor en los mercados se ha recortado más de un 33%.
Caso aparte es Tesla. El fabricante de coches eléctricos ha caído casi un 36% en lo que va de año. No han ayudado las constantes polémicas en las que se haya inmerso su dueño, Elon Musk.
En los últimos tiempos, su operación para comprar Twitter (para la que está utilizando como aval, precisamente, acciones de Tesla), han provocado un seísmo en los mercados. Y en la propia red social, que, con todo, no sale tan mal parada de la actual situación: 'solo' ha perdido un 4,55% en este año. Aunque si nos retrotraemos a noviembre del año pasado para hacer esta comparación, la caída es del 23%.
Hablando de redes sociales, Facebook también participa en la debacle. Meta Platforms ha perdido más de un 40% de su valor en este 2022.
La todopoderosa Google también está de capa caída. Las acciones de la compañía matriz Alphabet han caído casi un 20%, mientras que Microsoft ha perdido un 22%.
Caso aparte es, por ejemplo, el de Netflix. Por primera vez en su corta historia, la plataforma de streaming ha perdido suscriptores. Esto ha provocado que sus valores caigan un 68% en lo que va de año.
¿Por qué las acciones en el sector tecnológico están cayendo tanto, o al menos por encima de la media de otros ámbitos empresariales? No se trata de que el sector sea más sensible a la inflación o a la incertidumbre internacional, sino que, para empezar, la llamada 'nueva economía' se está normalizando.
Después de presentar horizontes de resultados con crecimientos de dobles dígitos, estas compañías sufren el efecto de la normalización. Ya no pueden prometer los crecimientos estratosféricos de los tiempos de la pandemia y el interés de los inversores ha decaído.