Los tambores de recesión resuenan cada vez con más fuerza. Mientras las instituciones internacionales recortan sus previsiones sobre las mayores economías del mundo, los principales bancos y casas de análisis ya anticipan una contracción económica que se iniciará en el último tramo del ejercicio 2022.
Varios indicadores económicos también dan señales de ello. Las caídas de algunas materias primas, las diferencias entre las rentabilidades de los bonos de EEUU o el desplome de la confianza de los consumidores a ambos lados del Atlántico o los inicios de construcción de viviendas en EEUU son algunos de ellos.
Aunque el lunes logró a volver a situarse por encima de los 100 dólares por barril, el petróleo acumula cinco caídas semanales consecutivas.
Petróleo
El origen de las pérdidas se encuentra en el miedo a que una recesión económica golpee su demanda. El descenso acumulado desde que el 7 de marzo marcó máximos al borde de los 140 dólares por barril es del 24,5%.
Este ‘canario en la jaula’ también actúa de forma inversa. La historia muestra que antes de muchas recesiones el precio de esta materia prima se ha disparado.
A pesar de los últimos recortes y ya muy lejos de más que doblar su valor -como llegó a ocurrir durante las primeras semanas de la guerra de Ucrania- la subida acumulada por el petróleo Brent, de referencia en Europa, es de casi el 38% en lo que va de año.
Los precios del petróleo se dispararon en 1973 y 1979, cuando la guerra de Yom Kippur y la segunda crisis del petróleo que se desató tras la revolución iraní fueron los preludios de dos fuertes recesiones. Pero no hay que echar la vista tan atrás. En julio de 2008, solo dos meses antes de la caída de Lehman Brothers, el crudo alcanzó máximos históricos al superar los 147 dólares por barril.
Cobre
El comportamiento del cobre también suele ser interpretado como un termómetro de la salud de la economía mundial. El conocido como ‘Dr Copper’, precisamente por jugar ese papel, ha llegado a caer por debajo de los 7.000 dólares por tonelada, niveles no vistos desde noviembre de 2020.
Las últimas caídas se suman a las anteriores y ya ha perdido más de un tercio de su valor desde que en marzo alcanzó máximos por encima de los 10.800 dólares. Las previsiones sobre su futuro comportamiento no son muy halagüeñas.
En su escenario base, los expertos de Bank of America sitúan el precio del cobre – “expuesto a una desaceleración económica”- por debajo de los 6.000 dólares en los próximos meses. Si Europa se queda sin gas, advierten de que el metal podría hundirse hasta los 4.500 dólares.
“El mundo ha cambiado mucho y hoy estamos en la nueva sociedad digital del siglo XXI, pero tal vez la caída del cobre esté de nuevo anticipando tiempos de contracción económica”, apuntan los analistas de Renta 4. Los fuertes desplomes del plomo, el hierro o el zinc -todos ellos metales industriales- también auguran una recesión.
Bonos y casas
Los bonos del Tesoro estadounidense han lanzado señales en el mismo sentido. El interés exigido por los inversores para la deuda de EEUU a corto plazo (dos años) es superior a la de largo plazo (10 años). La semana pasada, esa diferencia se amplió hasta registrar máximos del año 2000.
Es lo que se conoce como inversión de la curva de tipos de EEUU y suele ser interpretado como un anuncio de recesión de cara a los próximos meses. Así sucedió, por ejemplo, en agosto de 2019, seis meses antes de febrero de 2020.
También ocurrió en junio de 2006, a menos de dos años de que la economía estadounidense se contrajera en el tercer trimestre de 2008, o en febrero del año 2000, con dos meses de antelación respecto a la caída del producto interior bruto (PIB) que tuvo lugar como consecuencia del estallido de la burbuja de las ‘puntocom’.
La confianza del consumidor también es usada como un signo de empeoramiento de las condiciones económicas. En EEUU esta variable alcanza mínimos históricos si se mide a través del índice de confianza elaborado por la Universidad de Michigan.
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Medida que según el índice de la Conference Board se situó en junio en los 98,7 puntos, mínimos de febrero de 2021. La situación es similar en Europa. Según los cálculos de la Comisión Europea (CE) la confianza del consumidor cayó en mayo hasta prácticamente igualar los datos de abril de 2020, cuando marcó mínimos históricos.
Otro de los indicadores que ya alertan sobre una futura recesión es la construcción de casas en EEUU. Los inicios de vivienda cayeron un 14,4% en mayo, hasta mínimos de 13 meses.
El descenso sugiere que el mercado se está enfriando a medida que se elevan las tasas hipotecarias en un contexto de fuertes subidas de tipos por parte de la Reserva Federal estadounidense (Fed).
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