La tensión entre China y Taiwán se ha rebajado desde el domingo, pero no ha desaparecido. De hecho, los grandes inversores anticipan bloqueos intermitentes del comercio mundial a causa de este conflicto geopolítico durante los dos próximos años. Es el escenario más probable pero menos lesivo de los tres que se abren.
Homin Lee, estratega macro para Asia del banco Lombard Odier, resume los tres escenarios de mayor a menor probabilidad -así como de menor a mayor conflictividad- para los próximos tres a cinco años: interrupciones parciales del flujo comercial, asedio de China y guerra total entre el gigante asiático y Estados Unidos con Taiwán como telón de fondo.
Por ahora, y como ya ha avanzado este periódico, prácticamente todas las industrias manufactureras temen un nuevo corte en la cadena de suministros, sobre todo en lo tocante a los semiconductores, que provocaría la falta de coches, teléfonos móviles o frigoríficos, entre otros pequeños electrodomésticos. Pero también las bolsas contienen la respiración, con un conflicto que podría lastrar su recuperación veraniega tras un primer semestre de abultados números rojos en los parqués.
El primer y más probable escenario que maneja Lombard Odier en torno a la tensión generada en la isla asiática tras la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, es un “ejercicio militar puntual de uno a dos años” de duración en torno a Taiwán, que provocaría “interrupciones intermitentes de los flujos comerciales” a través del estrecho de Formosa y de las aguas y espacios aéreos de las inmediaciones, sin que se produjera ningún enfrentamiento militar directo importante entre China y Taiwán o entre China y EEUU.
A la hora de extrapolar las consecuencias concretas para la economía y los mercados de hacerse realidad este escenario, Lee considera que esto minimizaría el riesgo de sanciones occidentales para China y también ofrecería un grado de flexibilidad estratégica sobre los resultados de las elecciones de 2024 en EEUU. “El statu quo estratégico general se mantendría, aunque las perspectivas a largo plazo seguirían siendo muy inciertas”, añade el estratega de Lombard Odier.
Escenarios B y C
La calma puede durar poco. Desde CIC Market Solutions (Crédit Mutuel) recuerdan que se espera que Pekín realice más maniobras esta semana. Además de la subida de la prima de riesgo de los activos chinos, esta situación podría seguir perturbando el comercio exterior en Asia y podría frenar el repunte del crecimiento económico chino, que ya se ve penalizado por las restricciones sanitarias adoptadas por las autoridades del gigante asiático como parte de la estrategia ‘Covid cero’.
Los otros dos escenarios que vislumbra Lombard Odier son: un impulso deliberado de China hacia una "cuarentena" o, incluso, un bloqueo de Taiwán, en el que China decidiera quién entra en la zona que la rodea, o bien un rápido declive hacia una "guerra caliente" entre EEUU y China en torno al estrecho, con este último intentando el control político total de Taiwán por medios militares.
En opinión de Lee, su estratega macro para la región, el escenario B es “menos probable y más peligroso que el A”, mientras que el escenario C es “todavía extremadamente improbable pero no despreciable, y el más peligroso”.
Más inflación
Para Rafael Peña, socio y cogestor del fondo Olea Neutral, la más importante consecuencia hoy por hoy sería un incremento aún mayor de la inflación en el escenario central. “A pesar de la tendencia en estos casos a refugiarse en los activos de menos riesgo como los bonos del Tesoro, la situación para la Reserva Federal (Fed) sería complicada para frenar el alza de los tipos de interés a largo y corto plazo”, opina Peña.
El gestor también descarta el escenario de extrema confrontación, aunque si por algún casual llegase a producirse, “los mercados de renta variable claramente deberían sufrir importantes correcciones”.
Lo que es seguro es que los daños colaterales del aumento de la tensión en Taiwán podrían ser retrocesos en las discusiones entre EEUU y China sobre la reversión de los aranceles y la eliminación de las empresas chinas de los mercados estadounidenses, así como la restricción de las sanciones secundarias con respecto a Rusia. Si bien “es probable que estos reveses, relativamente modestos, ya estén descontados en los mercados”, dan por hecho en Lombard Odier.