Los mercados esperan de Liz Truss un plan energético de hasta 100.000 millones con un Banco de Inglaterra más duro
Si los hogares tienen más dinero en el bolsillo, consumirán más, la inflación se disparará y el organismo tendrá que subir más los tipos para controlarla.
6 septiembre, 2022 03:01La crisis por el creciente coste de la vida, el malestar industrial, los temores sobre el suministro de energía y los continuos problemas derivados del Brexit son algunos de los puntos críticos a los que se enfrenta la sucesora de Boris Johnson, Liz Truss.
Los mercados financieros esperan de la nueva líder conservadora y próxima primera ministra del Reino Unido un plan energético de entre 50.000 y 100.000 millones de libras (58.000-115.000 millones de euros, aproximadamente) para aliviar a familias y empresas. Algo que tendrá su repercusión directa en el Banco de Inglaterra (BoE), de quienes los inversores anticipan una política monetaria más dura si cabe.
Con Truss liderando el Partido Conservador y el país británico, "es probable que sea positivo para la libra esterlina, al menos a corto plazo: mayor gasto fiscal, más proteccionismo comercial y, por tanto, una política monetaria más estricta". Históricamente hablando, esta es una combinación que ha demostrado ser positiva para la divisa, recuerda Enrique Díaz-Álvarez, de Ebury.
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La primera reacción de la libra y la bolsa fue quedarse prácticamente planas en la sesión de ayer, como un signo de incertidumbre y cautela de hacia dónde se dirigirá la primera ministra inglesa. La moneda británica subió un 0,14%, hasta los 1,16 euros por libra, y el FTSE 100 apenas se revalorizó un 0,08%, hasta los 7.287 puntos.
Dado que el rescate energético costará entre 50.000 millones de libras, según las previsiones más conservadoras de BNY Mellon IM, y 100.000 millones, de acuerdo a los cálculos más optimistas de ING, las manos fuertes del mercado están buscando respuestas sobre cómo se financiará de manera sostenible una suma tan grande de dinero. "Un plan sensato aquí probablemente apoyará a la libra esterlina", confía Georgina Cooper, gestora de Newton (BNY Mellon IM).
Más huelgas
Los trabajadores del Reino Unido están experimentando las mayores caídas de salario real -salarios ajustados a la inflación- desde 1977 y la confianza de los consumidores británicos ha caído a mínimos de 50 años. El contexto no es nada halagüeño. "La inflación se mantendrá alta en 2023, por lo que se prevé un aumento de las huelgas", alerta Jean Roche, gestora del equipo paneuropeo de pequeñas y medianas empresas de Schroders.
Eiko Sievert, director de calificaciones del sector público y soberano de Scope Ratings, pone en contexto que un reto concreto del Reino Unido con el que el gobierno de Truss tendrá que lidiar es la elevada proporción de deuda vinculada a la inflación. "El Tesoro ha sido un gran emisor de bonos ligados a la inflación, que representan alrededor del 25% de la deuda pública en circulación, más que otras grandes economías europeas como Alemania (4%) y Francia (11%)", concreta.
El BoE ya prevé que el país experimentará una recesión que durará 15 meses, debido al impacto de la subida de los tipos de interés y el aumento de los costes de la energía.
El paquete de gasto para congelar las mayores facturas de energía "podría hacer que las expectativas de ajuste del BoE avancen aún más", cree el director global de mercados de ING, Chris Turner. "Normalmente, una política fiscal laxa y monetaria estricta sería buena para una moneda. Pero dado el entorno de crecimiento negativo (la libra esterlina es una moneda procíclica), es difícil ver que la libra cambie frente al dólar", añade.
¿Inflación del 13%?
Con todo, entre los principales bancos centrales, la institución británica fue la primera en mover ficha. Lo hizo el pasado diciembre, cuando incrementó los tipos de interés de referencia en 25 puntos básicos. Volvió a hacerlo en la misma proporción en las siguientes cuatro reuniones. Y redobló su lucha contra la inflación en agosto, cuando el incremento alcanzó el medio punto porcentual.
Se trató del mayor alza acometida por el emisor británico desde 1995 y la primera en dicha proporción desde que se independizó de su gobierno en 1997. Con ella, el precio del dinero alcanzó el 1,75%, su nivel más elevado desde finales de 2008, al comienzo de la crisis financiera.
Pero más allá de las subidas de las tasas, 'la vieja dama de Threadneedle Street' alertó de que la inflación en el Reino Unido podría alcanzar el 13% en tasa interanual en el tercer trimestre del año como consecuencia del encarecimiento del gas. Mucha tela que cortar para Liz Truss.