La recesión acecha: las bolsas, el euro y el petróleo se hunden mientras aumenta la presión sobre la deuda de los Estados
Los inversores sufren con el empeoramiento de las expectativas económicas y las subidas de tipos generalizadas.
24 septiembre, 2022 02:53La recesión parece estar a la vuelta de la esquina y los mercados financieros reaccionan en consecuencia. En los últimos días, las bolsas, el petróleo y algunas divisas han sufrido fuertes caídas, mientras que las rentabilidades de los bonos se han disparado. Los mayores costes de financiación aumentan la presión sobre los Estados, especialmente sobre aquellos más endeudados.
“Se vislumbra una recesión para la zona euro”. Eso es lo que alertaba la firma S&P Global en el informe que publicó el viernes sobre los índices PMI del bloque y algunas de sus principales económicas. El pánico cundió en los parqués del Viejo Continente.
El índice PMI de la zona euro se situó en septiembre en 48,2 puntos, siete décimas menos que en agosto. Teniendo en cuenta que los 50 puntos separan el crecimiento de la contracción, esta lectura fue la más baja desde enero de 2021. El dato de Alemania (45,9 puntos) fue el menor desde mayo de 2020.
Las cifras colmaron el vaso de las bolsas europeas, que ya estaba a punto de rebasar un contexto de mayor incertidumbre geopolítica y de subidas generalizas de los tipos de interés. Las caídas del viernes alcanzaron el 2,5% y la semana se saldó con recortes en el entorno del 5%.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció el pasado miércoles una movilización militar parcial. El mandatario ruso se dirigió a los ciudadanos en una comparecencia oficial para anunciar el refuerzo de las fuerzas militares rusas en Ucrania, recurriendo a 300.000 de sus militares reservistas.
Tipos de interés
Ese mismo día, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) subió los tipos de interés 75 puntos básicos. El banco central estadounidense elevó el precio del dinero hasta la horquilla de entre el 3% y el 3,25% en cinco reuniones, las tres últimas a golpe de tres cuartos de punto.
Los tipos al otro lado del Atlántico están ahora en niveles de 2008, como también ocurre en Reino Unido, donde el Banco de Inglaterra los subió hasta el 2,25%. Las entidades de Suiza, Suecia y Noruega también incrementaron sus tasas de referencia. Hasta Indonesia y Filipinas lo hicieron.
En prácticamente todas sus comunicaciones, los bancos centrales han dejado la puerta abierta a seguir incrementado los tipos en el futuro con el objetivo de doblegar la escalada de los precios.
Los propios miembros de la Fed esperan que los tipos cierren el año por encima del 4%. De cara a 2023, sitúan el precio del dinero por encima del 4,5%. Aunque sin cifras explícitas, el Banco Central Europeo (BCE) también ha señalado que serán necesarios más incrementos en el futuro. A principios de septiembre elevó las tasas 75 puntos básicos por primera vez en la historia.
[El BCE y la Fed no descartan más subidas de tipos de tres cuartos de punto en los próximos meses]
El miedo a que las agresivas subidas de tipos en Estados Unidos provoquen una recesión hizo que el Dow Jones cayese el viernes a mínimos de casi dos años. El selectivo entró además en lo que se conoce como mercado bajista, al ceder más de un 20% desde los últimos máximos históricos. Los marcó el 4 de enero, al rozar los 36.800 puntos. Cotiza ahora en torno a los 29.500 enteros.
La situación del S&P 500 y, sobre todo, la del Nasdaq es aún peor. Mientras que la Fed ha dejado claro que seguirá luchando contra la inflación cueste lo que cueste, muchas empresas se han lanzado a revisar a la baja sus previsiones para 2022. FedEx y Ford han sido las últimas y más importantes.
Divisas
Las peores perspectivas económicas no solo lastran las bolsas europeas, también pesan sobre el comportamiento del euro. La moneda comunitaria ha llegado a cambiarse a menos de 0,97 dólares, valor mínimo desde hace dos décadas.
La caída de la libra esterlina respecto al dólar es mayor. La moneda británica se ha desplomado a niveles no vistos desde 1985, después de que el Gobierno de la primera ministra británica, Liz Truss, anunciara un agresivo recorte de impuestos valorado en 45.000 millones de libras (unos 50.800 millones de euros).
El yen también se ha desplomado. Tal ha sido la caída, hasta mínimos de hace 24 años, que el Gobierno nipón y el Banco de Japón tuvieron que intervenir el mercado de divisas de Tokio para sostener a su moneda. Vendieron dólares y compraron yenes con el objetivo de frenar su rápida devaluación.
Por el contrario, el dólar ha alcanzado máximos de los últimos 20 años. La fortaleza del ‘billete verde’ y los tambores de recesión arrastraron al petróleo a mínimos de principios de año. Ya lejos de los 90 dólares por barril, los precios del crudo -tanto el Brent europeo como el West Texas Intermediate estadounidense- cayeron por cuarta semana consecutiva.
Deuda
Frente a todas estas caídas, las rentabilidades de los bonos se dispararon. En Estados Unidos, el interés del bono a 10 años superó el 3,8%, algo que no ocurría desde 2010. La deuda a 2 años alcanzó el 4,27%, niveles no vistos desde 2007.
La diferencia entre ambas rentabilidades se situó en 58 puntos básicos, la mayor de las últimas dos décadas. Es lo que se conoce como inversión de la curva de tipos, una señal de próxima recesión para muchos analistas.
En Europa, mientras la libra se hundía, la rentabilidad de los bonos británicos a 10 años se elevaba con fuerza. Alcanzó el 3,84%. La escalada de los gilts, como es conocida la deuda británica, provocó un fuerte movimiento al alza en todo el continente.
El bund alemán -el considerado de referencia por ser el más seguro- escaló a máximos de 2011 al rebasar el 2,11%. El bono español al mismo plazo siguió moviéndose en niveles de 2014, mientras que el 10 años italiano tocó máximos de 2013 solo dos días antes de que los italianos acudan a las urnas.
La prima de riesgo italiana -la diferencia entre el interés del bono alemán y el transalpino- se disparó hasta los 232,5 puntos básicos. Las elecciones en Italia son también un factor de incertidumbre y riesgo para los mercados ante la posible victoria de la ultraderechista Giorgia Meloni.