Mayores intereses y alta demanda. Esas han sido las constantes de las primeras subastas que ha celebrado el Tesoro Público en 2023. Los inversores buscan en la deuda española a corto plazo jugosas rentabilidades con poco riesgo para compensar así parte de las pérdidas que en 2022 registró la renta fija.

El Tesoro inició el año con una emisión de letras a 6 y 12 meses en la que captó 4.893,84 millones de euros. La demanda conjunta de ambas referencias (9.793,39 millones de euros) duplicó lo finalmente adjudicado en los mercados.

Exactamente, la ratio de cobertura -diferencia entre lo demandado y lo finalmente colocado- de las letras a 6 meses fue de 3,78 veces, algo por debajo del pico de 5,06 veces que tocó el pasado octubre y que supuso alcanzar máximos de finales de 2020.

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La misma ratio para las letras a 12 meses fue de 1,8 veces, similar al 1,91 también recogido el pasado noviembre y que fue la tasa más elevada desde octubre de 2021.

Este mismo martes el Tesoro emitió 2.052,78 millones de euros en letras a 3 y 9 meses. De forma similar a lo que sucedió con las referencias a 6 y 12 meses, la demanda conjunta superó los 7.823,2 millones de euros, más del triple de lo finalmente adjudicado en los mercados.

Demanda

La demanda de las letras a 3 meses casi multiplicó por cuatro el importe ofrecido. A pesar de lo llamativo de la cifra, la ratio de cobertura más elevada para este tipo de deuda en casi dos años y medio se registró en la subasta anterior, cuando alcanzó las 3,89 veces. Las peticiones de letras a seis meses superaron en casi tres veces la oferta.

Pero la locura de los inversores por la deuda española no se limita solo a las emisiones de los plazos más cortos. El organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital colocó 6.935,1 millones de euros en la única subasta de bonos y obligaciones que ha celebrado en lo que va de 2023.

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La demanda conjunta superó los 13.127 millones de euros, más del doble de lo finalmente adjudicado en los mercados. Según señaló Carlos Cuerpo, secretario general del Tesoro, durante la presentación de la estrategia del organismo para 2023, se trató de una de las demandas más elevadas de la historia.

Si una cara de la moneda es la demanda, la otra es la rentabilidad. Los intereses ofrecidos por la deuda pública española se han disparado desde mediados de 2022, cuando el Banco Central Europeo (BCE) inició su proceso de normalización monetaria, que incluye tanto subidas de tipos como el final de compras netas de activos.

Apetito inversor

El interés ofrecido por las letras a 3 meses, teniendo en cuenta los datos de la última subasta, ha alcanzado el 2,198%. El de las letras a 6 meses ha llegado al 2,599% y el de las letras a 12 meses, al 2,998%. No se veían tales rentabilidades desde la segunda mitad de 2012.

El interés de las letras a 9 meses ha alcanzado el 2,839%, el más elevado de la historia teniendo en cuenta que esta referencia se lanzó en febrero de 2013.

Así, el aumento del apetito por la deuda española va de la mano del incremento del interés ofrecido, más aún después de un 2022 en el que los inversores más conservadores -aquellos más expuestos a activos como letras o bonos- sufrieron fuertes pérdidas.

Para los expertos de Schroders no es exagerado decir que 2022 fue el peor año para la deuda que se recuerda. Sin embargo, en la gestora se muestran optimistas con la renta fija “ahora que las valoraciones de los mercados de deuda pública y corporativa vuelven a ser atractivas”.

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Y ese atractivo se nota en las estadísticas del Tesoro. A cierre de octubre de 2022, las personas físicas tenían 1.658 millones de euros en deuda española, 600 millones más que a finales de 2021.

Tal y como ya informó EL ESPAÑOL-Invertia, todos los tenedores de deuda española -menos el BCE, los fondos de pensiones y las Administraciones públicas- cuentan en su haber con más deuda española que cuando la institución presidida por Christine Lagarde comenzó a subir los tipos en julio.

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Tal y como explicó Álvaro López Barceló, director general del Tesoro y Política Financiera, en la presentación de la estrategia del organismo para este año, “los tipos hacen que el producto financiero que se ofrece al mercado sea competitivo frente a otras alternativas”. También, al menos hasta que los bancos se pongan las pilas, frente a la mayoría de depósitos bancarios.

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