El Tesoro Público no contempla variar su estrategia de financiación de 2023 para incluir subastas de deuda destinadas solo a inversores particulares pese al furor que, especialmente las letras, despiertan entre los particulares. “No hay previstos cambios”, indican fuentes del organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital a EL ESPAÑOL-Invertia.
El Tesoro descarta, por tanto, equiparar sus emisiones a las del Tesoro italiano, que sí ofrece emisiones o valores especialmente diseñados para este tipo de inversores.
A pesar de que sería una alternativa para que las personas físicas o las empresas nacionales amplíen su inversión en deuda española -que según datos de noviembre suponen el 0,4% del total- “no es estrictamente necesario”, considera Jakob Suwalski, director de calificaciones soberanas de Scope Ratings.
Suwalski sí cree conveniente que “más inversores nacionales, entre los que se incluye el sector de fondos de inversión y aseguradoras, además de bancos e inversores particulares, compren deuda pública española”. En su opinión, ello “apoyaría la demanda global de títulos públicos españoles y daría lugar a unos costes de intereses más moderados para el Tesoro, en un contexto de subidas de tipos debido al endurecimiento general de las condiciones financieras”.
Según las estimaciones que manejan en la agencia de calificación crediticia el Banco Central Europeo (BCE) reducirá sus tendencias de deuda pública española entre 14.000 y 20.000 millones de euros este año, y de entre 17.000 y 28.000 millones de euros en 2024 y 2025.
El sector privado tendrá que sustituir gradualmente a la institución europea, “aunque el déficit podría ser cubierto, al menos en parte, por los bancos extranjeros, que actualmente poseen el 9% de la deuda española, y las instituciones financieras no bancarias, que poseen el 17%”.
“Hay mucho margen para aumentar la proporción de deuda española en manos de inversores particulares”, señala el mismo experto, quien sí apunta que en Scope Ratings esperan “más emisiones de deuda por parte de España adaptadas a este grupo de inversores, cuyos ingresos podrían estar vinculados a objetivos específicos, algo que puede ser popular entre los pequeños ahorradores”.
Rentabilidad
Lo que también debería apoyar la demanda privada de deuda pública española es la rentabilidad actual de la deuda a corto plazo, cercan en todo los plazos al 3%, frente a los rendimientos ligeramente negativos de hace un año.
De hecho, este mismo martes la rentabilidad ofrecida por las letras a nueve meses ha rozado la cifra redonda del 3%, al quedarse en el 2,973%. En la subasta, en la que el Tesoro también ha emitido letras a 3 meses -por un importe conjunto de 1.959 millones de euros- la ratio de cobertura superó 3,25 veces la oferta.
Exactamente, la demanda superó los 6.300 millones de euros. “Continúa destacando el fuerte interés de los inversores minoristas”, resaltaron tras la emisión fuentes del Tesoro.
Como aproximación de su participación, las pujas no competitivas (aquellas en las que solo se indica la cantidad deseada, sin precio), que en su mayoría vienen de inversores particulares, ascendieron a cerca de una cuarta parte de la emisión.
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El interés de los particulares ha quedado reflejado en las ya famosas colas del Banco de España o en los problemas que ha sufrido la página del Tesoro. De hecho, según anunció la pasada semana la ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, desde que comenzó el año la web del organismo ha recibido peticiones de compra de deuda por parte de los pequeños inversores por importe de 1.100 millones de euros.
La cantidad casi triplica los 400 millones registrados en todo 2022 y es muy superior al anterior máximo anual histórico, registrado en 2008, cuando alcanzó los 200 millones de euros.
Inversores
Frente a la reducida inversión de empresas y pequeños inversores nacionales, los no residentes se mantenían en noviembre como los principales tenedores de deuda española, con 501.436 millones de euros, o el 40,66% del total. A continuación, se sitúa el BCE, con 413.399 millones, que representan el 33,52% del total, un porcentaje que no ha parado de descender en los últimos cinco meses, a medida que la institución europea se ha ido retirando del mercado.
Los terceros inversores de deuda española son los bancos españoles. Poseen 169.746 millones de euros en letras, bonos y obligaciones (33,77% del total) y su inversión no paró de crecer en todo 2022.
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La situación de España contrasta con la de Italia, un país que “tiene una tradición más larga de emisiones específicas destinadas a inversores particulares”, una práctica que el país transalpino “tiene previsto ampliar”, indican desde Scope Ratings.
“La confianza de los inversores nacionales de Italia en las finanzas públicas del país es fundamental para garantizar una financiación gubernamental estable, ya que los inversores extranjeros han reducido sus tenencias de bonos italianos y el BCE está dispuesto a hacer lo mismo”, subrayan.
La estrategia de financiación del Gobierno italiano incluye atraer a los inversores particulares a través de instrumentos de financiación específicos, como el BTP Italia y el BTP Futura. “Los rendimientos más elevados deberían hacer que estas inversiones resulten atractivas para los hogares nacionales”, opinan en la agencia de calificación.
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