Oriente Próximo sigue al borde de las chispas. Primero se dijo que Irán podría aplazar su ataque a Israel si se alcanzaba un alto el fuego en Gaza durante las negociaciones con Hamás.
Sin embargo, no está claro si el Gobierno de Netanyahu, con su postura de "acabar con Hamás a cualquier precio", aceptará esta condición. La falta de claridad crea nerviosismo en los mercados.
Luego, se informó que Irán sigue con su programa secreto de desarrollo de armas nucleares y ha reanudado las pruebas de detonadores, lo que podría justificar un ataque contra el país.
A pesar de ello, el precio del crudo Brent sólo subió un 2,6% esta semana. Dado que no hay signos de pánico, los inversores parecen creer que la situación no tendrá consecuencias graves.
En concreto, no parece que se espere una guerra a gran escala, el cierre del estrecho de Ormuz, una grave interrupción de la producción de petróleo o el endurecimiento de las sanciones contra Irán.
El precio del crudo Brent sólo subió un 2,6% esta semana
Pero, ¿y si se equivocan?
Si las cosas empeoran y nos enfrentamos a un escenario negativo, los precios de la energía podrían subir. Esto sería una mala noticia tanto para los bancos centrales como para la economía en general.
Los reguladores podrían verse obligados a retrasar los recortes de tipos, lo que supondría una presión adicional para las empresas, que podrían verse abocadas a la quiebra y al cierre.
En cuanto al oro (XAUUSD), también podría beneficiarse. Por lo general, cuando aumentan las tensiones y los mercados adoptan una postura más cauta, los activos defensivos tienden a subir.
Si el conflicto no se recrudece, el oro podría seguir subiendo, gracias a la continua desinflación en EEUU y a las expectativas de una posible bajada de tipos por parte de la Fed.
Además, cabe señalar que el diferencial entre el oro y la plata ha vuelto a ampliarse. Por lo tanto, es importante vigilar el metal para ver si empieza a recuperar terreno.
***Igor Kuchma es analista de Trading View.