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Siete meses consecutivos. Eso es lo que por ahora dura la última racha bajista del bitcóin. Y los analistas consideran que la corrección tiene más papeletas para engordar que para enmendarse. Paradójicamente, los bancos centrales, a cuyo control se escapa la popular criptomoneda, son señalados como los responsables de los últimos retrocesos hacia la zona clave de cambio a 3.000 dólares.

Dos son los factores hacia los que los expertos en criptomonedas achacan el último tramo de un tobogán bajista que desde junio de 2018 arrebata un 59% de su valor al bitcóin. Y los dos emanan de los últimos movimientos de los grandes bancos centrales. Ante la imposibilidad de que estas instituciones fijen normas para su emisión y comercio, en el mercado ha crecido el miedo a medidas de control indirecto como la regulación de servicios o bienes que no pueden ser adquiridos en bitcoines o un tratamiento fiscal más severo que el que se da hasta ahora a esta moneda digital.

Así lo explica la responsable de criptodivisas y tokenización de una de las grandes consultoras internacionales afincadas en España. En este sentido, la caída en la liquidez que podría suponer un acotamiento de los usos del bitcóin en las principales economías globales estaría invitando a muchos inversores a mudar sus carteras hacia otros activos más estables y menos susceptibles de bruscos cambios regulatorios a medio plazo.

El segundo factor es el viraje hacia un tono de mucha cautela por parte del Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de EEUU (Fed). El horizonte de las subidas de tipos se desdibuja en ambas orillas del Atlántico y la retirada de otros estímulos parece posponerse, lo que resta fortaleza a sus divisas y potencia la búsqueda de activos refugio más alejados que el bitcóin de la volatilidad que se prevé para el mercado forex.

Con estos ingredientes, no es de extrañar que el oro siga ganando brillo mientras el bitcóin pone en peligro cotas que no había perforado a la baja desde hace un año y medio. Solo en el mes de enero, la criptodivisa ha perdido un 10% de su valor, al pasar de pelear por los 4.000 dólares a salvar por muy poco la cota de los 3.300 ‘billetes verdes’. Mientras tanto, en el mismo periodo, los lingotes se han encarecido un 3,7%, al punto de que una onza cotiza ya con holgura por encima de la marca de los 1.300 dólares.

El gestor Ned Naylor-Leyland, responsable del fondo especializado en metales preciosos de la firma británica Merian lo tiene claro. “El giro de 180 grados de la Fed” tiene la culpa de que “vayan a terminar siete años de maldición bíblica para los inversores en oro y plata”, explica. El “escalofriante parón” que ha decretado su presidente, Jerome Powell, en el camino para retirar estímulos monetarios se han convertido en una inesperada pesadilla para los seguidores del bitcóin en un momento en el que Italia ya ha confirmado su entrada en recesión.

Las gráficas que maneja Sergio Ávila, analista de IG, señalan que la criptomoneda más popular de todas ha puesto rumbo hacia los 3.358,4 dólares una vez perdidos los 3.514 dólares que en anteriores episodios bajistas habían actuado como freno a la tendencia. El experto solo ve “algo de aire a corto plazo” para la divisa digital por encima de esta cota, mientras que considera que la pérdida de los 3.396 dólares “ampliaría las probabilidades de volver a los mínimos del año pasado”, que se sitúan en 3.158 dólares.

EL RECIBO DE LA LUZ DE JP MORGAN

El director de análisis de Admiral Markets, Juan Cadiñanos, apunta el que es el factor más preocupante a su juicio: “La pérdida de niveles importantes de soporte y referencia a corto plazo con suma facilidad y sin un volumen de contratación elevado”. Un síntoma de que la sequedad del mercado que se teme por una posible regulación de los usos del bitcóin ha comenzado a darse ya. “Las posiciones vendedoras se acumulan y se comen las de compra con facilidad”, explica el experto.

Sin indicios de que la corrección vaya a frenar en el corto plazo, con una perspectiva de corto y medio plazo “nada alentadora”, el analista considera que mientras no se rompa al alza la resistencia de los 3.700 dólares, hay poco camino de vuelta. Por abajo, descolgarse de los 2.750 dólares sería la señal definitiva de alarma rumbo a los 2.500 dólares por bitcóin.

Por si el miedo a los próximos movimientos de los bancos centrales no fuera suficiente, JP Morgan también ha hecho de las suyas en las últimas semanas. En un reciente informe, la entidad estadounidense recordaba que el coste de minar un solo bitcóin ya es superior al valor de la propia criptodivisa. Los cálculos del banco señalan que el coste medio global de conseguir una nueva de estas monedas fue de 4.060 dólares, lo que implica una prima de cerca del 14% sobre su actual cotización. Desde la consultora especializada Diar se añade que cualquier repunte en la actividad minera “tiene pocas probabilidades de ser sostenible” debido al rumbo bajista del que la divisa virtual parece incapaz de despegarse desde hace siete meses.

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