En un mundo, el de las criptodivisas, acostumbrado a los pronunciados vaivenes en las cotizaciones de sus monedas, a la incertidumbre regulatoria y a las especulaciones en torno a su futuro, la sacudida de junio resultó descomunal. Se anunciaba al mundo un nuevo jugador, llamado Libra, y quien lo anunciaba no era cualquiera, sino la mismísima Facebook.
Con aquella maniobra, Mark Zuckerberg removió conciencias y cimientos. En las semanas posteriores, las reacciones fueron constantes. Desde los bancos centrales hasta los reguladores financieros, pasando por los propios gobiernos. En esencia esas respuestas otorgaron a Libra una autoridad que oficializaba hasta tal punto esa nueva moneda digital que denotaba que algo, o mucho, estaba cambiando.
Soportada por la tecnología blockchain y con la palanca proporcionada por las distintas 'herramientas' de Facebook, desde la propia red social hasta Whatsapp o Messenger, Libra alumbraba dos ideas principales. La primera, que eso de las divisas digitales, vistas en su concepción como un fenómeno pasajero o un experimento, va muy en serio y tendrán mucho que decir en el futuro. Y la segunda, que los gigantes tecnológicos, lejos de 'pasar' de ellas, están más que interesados en proponer sus propias monedas o medios de pago para convertirse también en unos jugadores financieros de primer nivel.
"La misión de Libra es crear una moneda sencilla y global, y una infraestructura financiera que empodere a miles de millones de personas", se destaca en un proyecto en el que Facebook ejerce de punta de lanza, pero que cuenta con decenas de compañías detrás para incrementar su potencia y sus posibilidades futuras.
VUELVEN LAS SUBIDAS
La irrupción de Libra ha sido el gran acontecimiento de un año en el que el rey de las criptodivisas, bitcóin, ha vuelto a subir con fuerza. Si en 2018 corrigió un 73%, en 2019 prácticamente ha duplicado su precio al escalar un 93%, hasta los 7.200 dólares. Sigue lejos, eso sí, de los espectaculares niveles que marcó a finales de 2017, cuando rozó los 20.000 dólares.
En otras de las principales 'criptos', el balance del ejercicio es desigual. Ethereum acumula un descenso del 7%, hasta los 125 dólares. Y ripple acaba el año en los 0,19 dólares, casi la mitad que hace un año.