Una mujer sostiene una moneda física de bitcoin.

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Criptomonedas

Los ‘hedge funds’ toman la delantera en la inversión en bitcoins en plena pandemia

La merma de rendimientos que la Covid-19 ha provocado en muchos activos más tradicionales ha empujado a estos fondos hacia la criptomoneda.

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La última escalada de precios del bitcoin tiene un componente que la diferencia de todas las anteriores. Esta vez, los inversores institucionales tienen buena parte de culpa en que la criptomoneda reina lleve meses marcando un máximo histórico tras otro. Y, dentro de este grupo, los hedge funds han tomado la delantera al resto de manos fuertes del mercado.

Aunque todavía se trata de una tendencia casi testimonial, “los hedge funds se han convertido en importantes actores en el segmento del bitcoin”, según recoge un reciente informe de Lyxor, la marca de Société Générale que aglutina los fondos de inversión libre y los indexados de la entidad. En ocasiones, esta inversión se ha canalizado “a través de vehículos de inversión especializados”, pero en otras muchas simplemente se ha procedido a incorporar el bitcoin a la cartera de asignación de activos de estos productos.

La delantera que han tomado estos fondos de inversión libre respecto a otros inversores institucionales se fundamenta en varios factores. El primero de ellos, y quizá el más reconocible para el grueso de los actores del mercado, es la mayor recurrencia de estos vehículos en activos y estrategias considerados como más especulativos. Una característica que, aunque cada vez menos, es una de las características fundamentales del bitcoin.

Especulación

Esta identificación de los hedge funds con prácticas más especulativas se debe, fundamentalmente, a su diseño para la búsqueda de rentabilidad a través de escasas restricciones operativas. Esta es la característica que les permite adelantarse, como en este caso, en la inclusión de ciertos activos que, por su novedad o complejidad, están vetados para el grueso de las instituciones de inversión colectiva.

La firma francesa señala que esta inversión “todavía se halla en sus albores”, pero que, sin embargo, ya ha ido avanzando lo suficiente como para dotar de una mayor profundidad al mercado e ir atrayendo a un creciente número de inversores en este segmento. Además, apunta a su apetito por el bitcoin y otros criptoactivos como motor del desarrollo de otros productos de inversión ligados a estos que sí tienen un mejor encaje en otros vehículos de sesgo más tradicional o conservador.

Más posibilidades

En este punto, los futuros del bitcoin, que vieron la luz en diciembre de 2017, han sido un hito clave. Aunque su inclusión en la cartera de los fondos de inversión se retrasó mucho por las cautelas de gestoras y supervisores, su reciente adopción por algunos fondos de BlackRock viene a certificar un cambio de paradigma que todavía ha de superar muchas etapas hasta convertirse en algo más habitual.

De una parte, estos derivados han abierto una puerta para la inversión en criptomonedas para muchos fondos. De otra, los gestores de vehículos de perfil más complejo como los hedge funds cuentan ahora con un mayor abanico operativo que incluye la posibilidad de “utilizar permutas, opciones y futuros indexados”, según señala el equipo de estrategas de Lyxor que capitanea Jean-Baptiste Berthon.

Y, junto con todo lo anterior, estas no son las únicas vías que los hedge funds están empleando para subirse al carro de un bitcoin que, desde sus mínimos del pasado marzo, se ha revalorizado un 940%. Además, están apostando por valores emitidos por compañías dedicadas a los criptoactivos y recurriendo a estrategias de capital riesgo y capital inversión.

A través de esta última vía, están aprovechando cada vez más para tomar posiciones en el capital de compañías vinculadas al desarrollo de aplicaciones para el uso y manejo de estas monedas digitales. Y también para lo mismo en las tecnologías que las sostienen, como es el caso del tan nombrado blockchain en el caso del bitcoin.

Antídoto

Todas estas estrategias, que ya venían despertando el interés de varios fondos en los últimos tiempos, se ha acelerado en los últimos meses. El estudio elaborado por Lyxor señala que el bitcoin “se utilizó cada vez más como cobertura frente al descenso de los rendimientos reales y los ingentes programas de expansión cuantitativa de los bancos centrales, pues se temía que esto acabara depreciando las divisas mundiales e impulsara la inflación”.

Una fórmula que los hedge funds han empleado con creciente asiduidad para hacer virtud de la necesidad por ofrecer resultados atractivos a sus partícipes. Además, estos vehículos han aprovechado su manga ancha en cuanto a cuestiones operativas para encontrar en la criptomoneda reina una “alternativa ante los decrecientes rendimientos por dividendo de la renta variable” y las menguantes rentabilidades tipo de otros activos tradicionales.

Volatilidad asegurada

A pesar de esta delantera, los expertos del sector siguen siendo muy conscientes de que “varios riesgos clave garantizan una elevada y persistente volatilidad” que hacen que el bitcoin no sea apto para todas las estrategias de inversión ni para todas las carteras. El estudio elaborado por el grupo galo señala que el rendimiento por la inversión en esta criptomoneda debe ser, “al menos, de tres a cinco veces superior que en otros activos para compensar el riesgo”.

Se trata de unas métricas abultadas que, unidas al hecho de que no existe una autoridad de respaldo central que evite que los inversores queden “desprotegidos”, sigue frenando a firmas internacionales de inversión de primer nivel a acercarse con apetito al bitcoin. Especialmente, aquellas que basan su negocio en productos de corte más tradicional.

Así se entiende que solo en la última semana Barclays y Axa IM hayan vuelto a describir la creación de Satoshi Nakamoto como “casi imposible de invertir”. Y no hace falta ir tan lejos para comprobar que, como reconoce su propia asociación profesional, los asesores de inversión españoles siguen frenando la entrada de las criptos en muchas carteras para las que, probablemente, sigan siendo demasiado arriesgadas