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"Los criptoactivos ya no están al margen del sistema financiero". Así de tajante se muestra el Fondo Monetario Internacional (FMI) al urgir una vez más a la regulación global de este sector mientras apunta a que "su correlación con la bolsa" y otros activos tradicionales de inversión es cada vez más estrecha.

La gran novedad en esta última alerta del FMI en torno a los criptoactivos está en dónde pone el foco. Ya no se plantea una amenaza para las finanzas tradicionales como una oposición, sino que se subraya que lo que ha ocurrido es que "existe una creciente interconexión entre los activos virtuales y los mercados financieros".

Así lo recoge un artículo publicado en el blog oficial de la institución financiera y que, entre otros, firma el principal consejero financiero y director del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital de la institución, Tobias Adrian. En él se señala sin rodeos que "los criptoactivos como el bitcoin han pasado de ser una clase de activos oscuros con pocos usuarios a una parte integral de la revolución de los activos digitales".

"Riesgo de contagio"

Esta es la vinculación que, según los expertos del FMI "genera preocupaciones sobre la estabilidad financiera". En este sentido, el estudio señala que, a consecuencia de su mayor adopción y creciente correlación, se limitan "los beneficios percibidos de diversificación del riesgo y aumenta el riesgo de contagio entre los mercados financieros".

Un riesgo que adquiere toda su magnitud si se tiene en cuenta que, según los cálculos que maneja el propio FMI, el valor de mercado de los criptoactivos ha alcanzado ya los 3 billones de dólares. Una cantidad que supone que su 'capitalización' se ha quintuplicado a lo largo de los últimos cinco años".

Ante este escenario, el FMI considera que ha llegado el momento de adoptar un marco regulatorio global "integral y coordinado" para guiar la regulación y supervisión nacional de estos activos. Pero ya no exclusivamente para su control y seguimiento, sino también y especialmente para acotar los riesgos que implican para la estabilidad financiera. Y no solo de su sector, sino de todo el sistema.

En esta línea, el estudio apunta que "las correlaciones más fuertes sugieren que el bitcoin ha estado actuando como un activo de riesgo" y no como un valor refugio, como muchos de sus defensores como elemento diversificador de cartera han venido señalando desde hace tiempo. Una tesis que, precisamente, ha servido en los últimos tiempos como mantra para su acelerada adopción por una legión de pequeños y grandes inversores.

Escenario postpandémico

Sobre este mismo punto, el FMI va más allá y concluye que "su correlación con las acciones se ha vuelto más alta que la de las acciones y otros activos como el oro, los bonos de grado de inversión y las principales monedas". Una serie de factores que "apunta a beneficios de diversificación de riesgo limitados en contraste con lo que se percibió inicialmente", según la institución.

Si bien la reciente revalorización del bitcoin y otras criptos como ethereum, vuelve a estar detrás de este toque de atención del FMI. Esta vez, el acento se sitúa no en su remontada al margen de otros activos, sino en que precisamente sus episodios más recientes de volatilidad muestran una "correlación con los principales índices bursátiles" muy superior a la que dibujaban antes de la popularización que trajo para ellas el estallido de la pandemia.

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