Este año le tocaba al euro. Tras un 2018 en el que el dólar llevó la voz cantante, aupado por las subidas de los tipos de interés de la Reserva Federal (Fed), en 2019, con el banco central estadounidense más pausado y su homólogo europeo dando pasos más acusados en la normalización de las condiciones monetarias en la Eurozona, la divisa europea pasaría al mando.
Pero no. Las primeras semanas de 2019 han confirmado que sí, que la Fed se lo tomará con más calma en 2019, sin embargo también han constatado que no, que el Banco Central Europeo (BCE) posiblemente tendrá que ser todavía más cauto. Y así, como apunta Álex Fusté, estratega jefe de Andbank, "si bien la situación es compleja para el 'billete verde' [en 2019], la moneda europea atravesará un año incluso más complejo".
Los notables signos de desaceleración económica que está enviando la Europa del euro, con Italia de vuelta a la recesión y Alemania esquivándola por poco, aconsejan prudencia a la entidad presidida por Mario Draghi. Y el euro lo está notando. La divisa europea, que despidió 2018 en los 1,147 dólares y que en las primeras sesiones del ejercicio visitó los 1,16 dólares, se cambia ahora a menos de 1,13 dólares. Lejos quedan los 1,2555 dólares a los que se estiró el 16 de febrero de 2018, antes de que, como ahora, el BCE atemperara unas expectativas que contemplaban incluso la posibilidad de que empezara a elevar los intereses en 2018.
Pero tampoco. El año pasado transcurrió sin que los tipos cambiaran, con lo que permanecen donde están desde marzo de 2016, con los oficiales en el 0% y los de la facilidad de depósito en el -0,40%. Es más, en junio del año pasado la institución anunció que seguirán ahí “hasta al menos durante el verano de 2019”. Al principio, el mercado interpretó que este salvoconducto conducía a un aumento en septiembre u octubre de 2019. Es decir, justo antes de que el mandato de Draghi expire en noviembre.
" Draghi cada vez tiene más pinta de irse del BCE sin subir los tipos ni una vez, todo un síntoma de los años que le ha tocado vivir como presidente del BCE"
Pero que no. El BCE propone, pero la economía dispone. Y en ausencia de presiones inflacionistas claras y en presencia de una desaceleración económica confirmada por las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea, Draghi cada vez tiene más pinta de irse del BCE sin haber subido los intereses ni una sola vez en sus ocho años de mandato. Todo un récord. Y toda una señal de los años que le han tocado vivir como presidente de la institución monetaria.
A LA ESPERA DE MARZO
Estas impresiones afrontarán una cita fundamental el próximo 7 de marzo, fecha en el que el Consejo de Gobierno del BCE celebrará su segunda reunión de política monetaria del año. En enero, Draghi pidió más tiempo para calibrar si la ralentización económica es pasajera o no. En marzo tendrá más argumentos para pronunciarse. En especial, las nuevas previsiones económicas que la entidad presentará. Siguiendo la estela del FMI y la Comisión, se espera que aplique un recorte a su pronóstico de diciembre, cuando preveía un crecimiento del 1,7% para la Eurozona en 2019, así como una inflación del 1,6%.
Una visión más pesimista en marzo, que prolongue la aseveración de enero, cuando el BCE reconoció que los riesgos sobre el crecimiento habían crecido, podría empujar a la institución a modificar su orientación sobre los tipos de interés para retrasar más el primer repunte de los intereses. Y, por tanto, dejaría al euro sin un catalizador clave para su posible apreciación.
¿Y LAS SORPRESAS?
Los expertos, con todo, no descartan sorpresas. ¿Y si el panorama económico se despeja y el BCE puede seguir adelante con su idea de subir los tipos antes de que Draghi se marche? ¿Y si no se despeja pero es la Fed la que sorprende con una reducción del ritmo al que viene recortando su balance o sugiriendo bajadas de los tipos?
"Ahora se cambia a menos de 1,13 dólares, pero dos de cada tres analistas ven al euro a 1,20 dólares o más allá en un año"
"El euro parece que estuviera haciendo tiempo para comprobar si, de nuevo, se produce una recesión o no en la Eurozona para, en caso de que sí, hacer el intento de bajar un escalón más", indica Juan Ignacio Crespo, analista financiero y asesor del fondo de inversión Multiciclos Global de Renta 4. "Pero no hay que olvidar que hay toda una serie de elementos que pueden venir en su ayuda", añade, como son "que el euro está en su ciclo alcista de largo plazo y eso le da cierta resistencia a caer; que, además, está en un patrón de corto plazo alcista; que la política más laxa de la Fed y la debilidad del LIBOR del dólar (en mínimos recientes) le quitan fuerza al dólar; el peso histórico de que las crisis comerciales se resuelvan con depreciación del dólar; y que la debilidad de la economía alemana no es probable que dure más de uno o dos trimestres adicionales".
Algo así se adivina en las previsiones que manejan los expertos. Según el consenso de mercado que recoge Thomson Reuters, dentro de tres meses el euro debería cambiarse a 1,15 dólares, para alcanzar los 1,17 dólares en seis meses y los 1,20 dólares dentro de un año. Es más, 41 de los 65 expertos de los que se recaban pronósticos ven al euro a 1,20 dólares o por encima en un año, con tres de ellos situándolo en 1,30 o más. Por el contrario, apenas tres prevén que estará por debajo del cambio actual dentro de un año.