El desplome del mercado de joyas hunde la demanda de oro a mínimos de 11 años
La voracidad del mercado por piezas de inversión durante la pandemia no ha sido suficiente para compensar los mínimos históricos en joyería.
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Las estrecheces económicas que muchos hogares están sufriendo a consecuencia de la pandemia han provocado que 2020 no haya sido un año para gastar en joyas. El brusco descalabro de este mercado, uno de los principales consumidores de oro, ha provocado el hundimiento de la demanda global del preciado metal a mínimos de los últimos 11 años.
A pesar de la fiebre inversora desatada en torno al oro en los meses más duros de la primera ola de la pandemia, la demanda de piezas de inversión no resultó suficiente para compensar el descenso acumulado en joyas y otros sectores como el tecnológico. Así lo refleja el Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés) en su informe anual publicado este jueves.
De acuerdo con los registros de la institución, la industria mundial de joyas tan solo consumió 1.411,6 toneladas de oro a lo largo de 2020, lo que supone un mínimo histórico para sus registros, además de un retroceso del 34% con respecto a los volúmenes del año anterior. En este sentido, a pesar de que la caída de la demanda se moderó en el segundo semestre, “severamente agotado, los consumidores de todo el mundo permanecieron a merced de los confinamientos, la debilidad económica y los altos precios del oro”.
Máximos históricos
En este sentido, aunque la demanda global de oro cayó un 14% el año pasado, el notable incremento en la compra de piezas de inversión fue responsable de que la materia prima alcanzase máximos históricos de valoración. El pico de cotización que vino a complicar aún más la facturación de las joyerías se produjo el 7 de agosto con un precio de 2.089 dólares por onza.
Mientras los inversores se lanzaban a por estas piezas de oro como un refugio seguro para su capital, las industrias más demandantes del metal reducían su consumo. En concreto, el informe del WGC señala que la demanda en barras, monedas y lingotes subió, pero solo un 3% frente al año pasado, hasta las 896,1 toneladas. Sin embargo, esta cota se quedó por debajo de su media de la última década, que se sitúa en las 1.199,5 toneladas.
ETF
Muy vinculado a este repunte el récord de demanda registrado por los fondos cotizados (ETF) de tenencias físicas de oro. Con la adquisición de 877,1 toneladas del preciado metal se ha alcanzado un nuevo máximo histórico espoleado por un “positivo desempeño de precios”, una “fuerte incertidumbre” sobre la economía y los mercados, dominados por “bajos tipos de interés”.
Estos fueron los factores que convirtieron a los ETF sobre el oro en unos de los más demandados de su clase a lo largo de 2020. Si los fondos cotizados sobre materias primas registraron entradas récord por 64.000 millones de dólares, un 70% de esta cifra se correspondió con vehículos especializados en oro, según recoge un reciente estudio de BlackRock. De nuevo, máximo histórico con la captación de 44.900 millones de dólares.
Bancos centrales
A la caída del acumulado global en la demanda de oro también contribuyeron decisivamente los bancos centrales, centrados en asegurar la liquidez en las divisas fiduciarias de mayor difusión. “Las compras del banco central se desaceleraron drásticamente en 2020, especialmente en la segunda mitad del año”, señala el informe del WGC que identifica compras por 272,9 toneladas en este capítulo, un 59% menos que hace un año.
Del mismo modo, a pesar de que la tecnología ha sido uno de los motores de la economía y la vida cotidiana durante la pandemia, la reducción de los volúmenes de producción de dispositivos también se dejó notar en el consumo del preciado metal. El uso del oro cayó un 7% en 2020 en esta industria, hasta las 301,9 toneladas.
Cierre de minas
Con todo la demanda mundial de oro se quedó en 2020 en 3.759,6 toneladas, un 14% por debajo de la acumulada un año antes y mínimos desde el año 2009. Este fue el último en el que el mercado mundial de esta materia prima movilizó menos de 4.000 toneladas.
No obstante, el cierre de minas, refinerías e instalaciones de producción se tradujo en una contracción del 4% en el volumen de oferta, su mayor descenso en siete años, hasta las 4.633 nuevas toneladas en circulación.