S&P revisa el 'rating' de España: ¿regalará una subida a Sánchez a un mes del 28A?
- Los datos macroeconómicos aportan más argumentos a favor que en contra
- La mejora de nota se produciría en uno de los 'viernes sociales' del Gobierno
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La deuda soberana española vuelve a estar en el punto de mira. Pero esta vez no por ningún ataque especulativo, sino porque toca revisión de rating. Cuando queda poco más un mes para las elecciones generales, en uno de los últimos ‘viernes sociales’ del Gobierno de Pedro Sánchez, la agencia S&P podría elevar en un escalón la nota de la deuda española para alegría del dirigente socialista.
Los analistas coinciden en que si no se produce la subida de rating para España será precisamente para evitar que Sánchez la use como arma electoral, no por falta de argumentos económicos de fondo. En un contexto de debilitamiento macro a escala global, las tasas de crecimiento que sigue presentando el país apuntan al alza para la nota de sus bonos y se unen a la visión habitualmente despreocupada que S&P ha venido mostrando respecto a las cuestiones políticas internas.
A un PIB del 2,5% que bate la media europea y unos indicadores de actividad sectorial que siguen mostrando expansión cuando hay economías vecinas que coquetean con la recesión, se suma aún otro factor más. La agencia S&P fue precisamente la primera en apear a España de la calificación 'triple A' hace 10 años. Ahora, con la perspectiva positiva que fijó hace un año, gana puntos el discurso de que ahora podría mejorar la calificación crediticia de España.
Este telón de fondo lleva a Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter, a considerar que S&P “probablemente mejore la nota de la deuda española y se mantenga la perspectiva positiva”, lo que dejaría la puerta abierta a nuevas subidas en posteriores revisiones. Es así que considera que la mejoría de las cifras macroeconómicas españolas serán suficiente argumento para que este viernes se acalle cualquier remilgo político, de forma que la nota de los bonos nacionales pase del ‘A-’ actual hasta el ‘A’, un peldaño que en la escala de S&P no visitaban desde enero de 2012.
"En el contexto actual, una subida de rating sería un formidable regalo electoral para el Gobierno de Sánchez"
La expectativa de esta mejoría para bendición colateral de las políticas desplegadas por Pedro Sánchez a golpe de decreto-ley encuentra también argumentos en el análisis macroeconómico que la propia S&P lanzó hace un mes como antesala de la revisión de rating que está al caer. Los analistas de la agencia ya coincidían en que el mapa político resultante de las elecciones podría resultar tan fragmentado como para considerar “bastante improbable que se resuelvan en el corto plazo los desafíos económicos de España”, como el elevado desempleo estructural, el déficit de la Seguridad Social y una ratio de deuda sobre PIB que, a pesar de la bonanza económica, ha superado el 100%.
Sin embargo, Marko Mrsnik, director de ratings soberanos de la agencia, ya aseguró entonces en Madrid que no había motivos para plantear ningún recorte.
EL OBSTÁCULO DE FINANCIAR LOS DECRETOS SOCIALES
Así, mientras que estos problemas parecen formar parte de una condena perpetua para España, varios gestores de carteras recuerdan que una parte importante de los éxitos económicos conseguidos no debe atribuirse tanto a los ocho meses de Gobierno de Sánchez, sino al programa del Partido Popular, con cuyos presupuestos prorrogados se sigue gobernando el país. Menos en lo que toca a los últimos decretos de corte social. Y aquí es precisamente donde Félix López, socio director de atl Capital, pone un tono más grave en su discurso de bonanza al considerar que estas iniciativas sin un marco de ingresos que las sustente son “una patada hacia adelante y un impedimento para el desarrollo de la economía a medio plazo”.
Esta situación, junto con el objetivo de evitar una bendición colateral de la misma a consecuencia de la mejora de la nota crediticia, es la que ha llevado a varios expertos a decantarse por pensar que este viernes todo se quedará como estaba. En el mejor de los casos, a que quizá en una revisión futura no programada -pero que podría dejarse entrever ya este 22 de marzo- podría ser el momento para proceder al regreso de España a la ‘A’ de S&P casi siete años después.
El banco de inversión francés Natixis está entre los que se decantan porque este viernes no habrá cambios en el guion. Sus analistas consideran que ni con las mejoras económicas y financieras conseguidas en los últimos años sería ahora buen momento para que S&P aupase el rating de España hasta solo dos escalones de igualar al de su Francia natal. Aunque reconocen “sólidos fundamentos económicos y leves mejoras en la posición fiscal” española, creen que la dificultad de implementar reformas estructurales fruto de “la fragmentación política”, el “peligro” en el que se han puesto los esfuerzos de consolidación fiscal alcanzados hasta ahora por el Gobierno y el menor apoyo de una economía más débil a la reducción de la ratio de deuda terminarán pesando más.
En este sentido, parece mucho más sencillo el papel que le queda por desempeñar a Moody’s en dos meses. En este caso, tiene fijada la revisión de la nota soberana que otorga a los bonos de España el próximo 24 de mayo. Para entonces, a falta de lo que sentencien las urnas del próximo 28 de abril, todo parece indicar que las implicaciones políticas de la decisión que pueda tomar habrán pasado previsiblemente a un plano muy secundario, de manera que su decisión pueda ser más libre.
EL AMORTIGUADOR DEL BCE Y EL LASTRE DEL DÉFICIT
Los que se inclinan porque la semana termine con un premio colateral para Sánchez apuntan hacia un contrapunto clave a los deberes todavía pendientes de resolver en la economía española: el colchón del Banco Central Europeo (BCE). La institución ha anunciado ya que los tipos de interés de la Eurozona seguirán en mínimos históricos al menos hasta el final del año. Una situación que, además, mantiene la prima de riesgo adormecida en la horquilla entre los 90 y 120 puntos básicos.
Desde que empezó el año, la brecha con los bonos alemanes de referencia se ha estrechado en más de 10 puntos, pero el experto de atl Capital considera que un descenso por debajo del rango señalado solo podría llegar por una improbable mejora de previsiones económicas para España en las que además lograse diferenciarse de sus vecinos europeos.
"Los 'viernes sociales' sin un marco de ingresos fiscales que los soporten son una patada hacia adelante y un impedimento para el desarrollo de la economía a medio plazo"
Lo que sí ha conseguido el BCE con su discurso, refrendado más recientemente por la Reserva Federal de EEUU y el Banco de Inglaterra, es que los bonos españoles a nueve años se apeen del 1% de rentabilidad sin necesidad de mejora alguna de rating, mientras que los ‘bunds’ de una Alemania que ha llegado a coquetear con la entrada en recesión se mantienen a solo unas pocas décimas de situarse de nuevo en negativo, por debajo del 0%.
Lo que no baja todo lo que se estimaba es el déficit público, que según las últimas estimaciones del equipo de Sánchez habría cerrado el año en un 2,7% del PIB, sensiblemente por encima del 2,1% que S&P contemplaba en sus previsiones del pasado noviembre y que calificaba de “compatible con una potencial subida de rating”. En este caso, y más si se tiene en cuenta que el PP había pactado un 1,8% con Bruselas antes de ser apeado del Gobierno, el líder socialista no sale tan bien parado como para rematar su breve mandato con una mejora de nota crediticia en el currículo.