La perpetuidad de tipos bajos en las economías desarrolladas ha impulsado a muchos inversores de renta fija a abrir sus carteras a bonos emergentes. En opinión de Wouter Van Overfelt, gestor de Vontobel, el principal problema a la hora de apostar por estos activos es que “no se entiende bien su riesgo y se sobreestima”.
El experto de Vontobel subraya que “los ratings muchas empresas en los mercados emergentes tienen una calificación crediticia porque tienen un límite establecido por el bono soberano”. Dicho de otra manera, que un rating ‘B’ para una compañía alemana implica “una empresa muy débil”, pero en una economía emergente “normalmente será una empresa muy buena”.
Con estas premisas, Van Overfelt concluye que “no hay mal momento” para invertir en deuda corporativa emergente. Además, considera que en la actualidad “hay muchas oportunidades de valor”. El ejercicio del gestor está, según él, en “encontrar bonos con una mejor remuneración para el mismo nivel de riesgo”.