Corren tiempos de bandazos de precios en las bolsas y de incertidumbres por resolver en los informes de estrategia de los analistas. Son dos ingredientes que empujan a muchos inversores a dotar a sus carteras de una mayor diversificación de la que tenían por costumbre. Un escenario en el que el sector biotecnológico gana protagonismo como antídoto a los generalizados números rojos y la debilidad de la macroeconomía.
El empujón definitivo para que muchos inversores se hayan decidido a probar unas píldoras de ‘biotech’ en sus carteras ha venido por el buen desempeño que han suscrito los fondos especializados en este arranque de año. Según datos de Morningstar, en enero lograron un rendimiento del 11,8% para sus partícipes, solo por detrás de los vehículos especializados en Brasil, Turquía y Latinoamérica.
Este éxito se debe sumar al que ya consiguieron estos fondos al cierre del año pasado. Entonces, lograron repuntar un 2,9% frente al retroceso de la gran mayoría de categorías de inversión temática. Además, estas cifras se han conjugado con los constantes avisos sobre la debilidad de la economía global que ha llevado a los inversores de perfil más conservador a buscar alternativas frente a la apuesta por un giro cíclico de sus carteras.
MÁS CUIDADO POR LA SALUD Y MÁS MAYORES
Desde Amundi, una de las gestoras más activas en la materia, el responsable de carteras temáticas de la marca CPR, Wesley Lebeau, apunta que este segmento ya moviliza cerca de 500.000 millones de euros al año y que “está preparada para ofrecer crecimientos de dígito simple medio de aquí al año 2023”. Detrás de esta expansión no está solo desarrollo de nuevos fármacos, sino que hay motivos de fondo y coyunturales -como el envejecimiento poblacional y el incremento de fusiones entre compañías- que actualmente favorecen la inversión en biotecnología.
El incremento de la esperanza de vida es un punto clave para Tazio Storni, cogestor del decano de los fondos especializados, el Pictet Biotech, que acumula una rentabilidad anualizada del 4,8% desde su lanzamiento en el año 2000. Las previsiones hablan de 2.000 millones de personas mayores de 60 en el mundo dentro de tres décadas. Y ellos se gastan en salud “3,4 veces más que la media de la población”. Además, el auge de las clases medias mundiales se traduce en nichos de clientes para la industria, ya que “a mayor bienestar, más dispuesto a invertir en la propia salud”.
La nueva ola de interés por el cuidado de la salud en India y el envejecimiento de la población en China son dos puntos del mismo discurso sobre los que incide José María Luna, director de análisis de Arquia Banca. Eso sí, advierte de las posibilidades de quedar vendido a los fuertes bandazos de cotización que suelen provocar circunstancias tan comunes en el sector como la aprobación o rechazo a un nuevo compuesto o técnica farmacológica y los rumores sobre operaciones corporativas.
Destinar un máximo del 10% de la cartera a la inversión en 'biotech' y con un horizonte de al menos cinco años es la recomendación que más repiten los expertos del sector
Por motivos como estos, desde la firma especializada Capital Cell recomiendan no sobrepasar un máximo del 10% de toda la cartera de inversión en estas apuestas. Y concentrado en no menos de 10 compañías -algunas no cotizadas-, con una vocación de permanencia de entre cinco y siete años. Esto se debe también a que, a diferencia de las grandes farmacéuticas que cuentan con productos ya en funcionamiento y comercialización, lo más común en las ‘biotech’ es que sus compuestos se encuentren en fases muy primigenias de desarrollo. Por lo tanto, el sector no está indicado para aquellos que busquen rendimientos rápidos a corto plazo.
En este sentido, Amundi subraya que el progresivo desarrollo de la inteligencia artificial y de tecnologías punteras como la impresión 3D también influyen en la rentabilidad del sector, con lo que la inversión a largo plazo es la más recomendable. En la misma casa explican que este mercado llegó a un 17,8% del PIB estadounidense en el año 2015, mientras que en España su aportación a la economía nacional alcanza un 7,8% y genera 847.000 empleos directos e indirectos, según datos del último informe anual de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio).
Esta diferencia de velocidades en el desarrollo del sector se deja sentir en la composición de los fondos especializados, que comparten un claro sesgo hacia EEUU, donde el número de empresas -en especial, cotizadas- es mucho más abundante que a esta orilla del Atlántico. Esto a veces supone una barrera de entrada para el inversor español, pero Asís Maetre, responsable en España de la gestora especializada Bellevue AM, considera que “la barrera fundamental es que es tremendamente conservador”. Y para apostar por ‘biotech’ se necesita “ser tolerante al riesgo”, incluso aunque uno se decante por fondos de fondos con una estrategia más amplia.
UN FONDO PIONERO
El responsable de esta ‘boutique’ independiente nacida en Suiza que ya alcanza los 300 millones de euros bajo gestión en España insiste en la necesidad de incorporar a la cartera estos productos siempre “como un satélite por entre un 5% y un 10% del dinero total invertido”. Eso, sí, explica que es ahor cuando se da la oportunidad de entrar antes de que el acelerón vaya a más, pues tras los recortes de los últimos meses, se ha pasado de cotizar a 36 veces beneficios hasta el entorno de las 13 - 14 veces. “Hay algunas opciones muy baratas y sin riesgos de caídas tan exageradas como en los 2000”, cuando la euforia por el descubrimiento del genoma humano provocó una burbuja que rápidamente reventó y de la que ya no queda rastro.
Para no jugársela toda a unas pocas cartas el experto de Arquia Banca considera que la mejor receta para apostar por ‘biotech’ pasa por “productos especializados que incluyan también exposición a temáticas asociadas como la medicina y la nutrición”. En su opinión, los tres vehículos más interesantes al alcance del inversor español son Pictet Biotech, Bellevue Adamant Biotech y Polar Capital Biotechnology.
"La necesidad de un análisis específico para estas compañías y fondos las excluye sistemáticamente de las recomendaciones de muchos asesores financieros"
Todos ellos sobreponderan EEUU (90% los dos primeros y un 70% el último) frente a otras regiones y comparten varias de sus posiciones más relevantes. Angen, Illumina, Biogen, Regeneron y Alexion Pharmaceuticas son los nombres más repetidos entre su cesta de valores. El gestor del primero explica que “no hay que perder de vista los fundamentales”, pues entre las supuestas oportunidades de largo plazo, hay que seleccionar “capacidad de innovación, visión estratégica, negocio fuerte y equipo directivo excelente”. Algunas de sus incorporaciones a cartera más recientes son Seattle Genetics, Ultragenyx, Arena, Loxo y Biomarin.
Al calor de este mayor apetito por inversiones de cierto riesgo a cambio de mayor rentabilidad, la gestora española Abante ha sido la primera del país en lanzar su propio producto, el Abante Biotech Fund. Sus gestores, Juan Martínez y Armando Cuesta, han logrado arrancar el año con una rentabilidad de más del 15%. En su lanzamiento el pasado octubre, el director general de la firma señaló otro de los impedimentos para que esta inversión temática llegue al gran público: el nivel de análisis específico que requiere este tipo de compañías. Un muro que pocas gestoras han logrado superar, bien sea con acuerdos con terceros especializados, que excluye sistemáticamente a las ‘biotech’ de las recomendaciones de los analistas y asesores de patrimonio por la falta de herramientas para la valoración de un negocio y cotizaciones que en su engorde atraen a cada vez más inversores.