Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Esta es una de las máximas de la inversión que muchos inversores en fondos y en bolsa aprendieron por la fuerza con las caídas del año pasado. Y es que las ganancias que obtienes por tus ahorros no son seguras, las comisiones e impuestos que pagas por ellos sí.
Por eso mismo, una buena forma de ahorrar al invertir es vigilar esos gastos fijos. El impacto de las comisiones a largo plazo es enorme. A modo de ejemplo, con una inversión de 25.000 euros en un fondo con una comisión anual total del 2% que no generase rentabilidades habría que pagar 500 euros sólo el primer año. Al cabo de 5 años las comisiones ascenderían a 2.401 euros y la pérdida acumulada de patrimonio sería del 9.6%. Claro está, un coste elevado en un producto que nos ofrece una elevada rentabilidad es menos dañino que en un producto mediocre que ni siquiera nos ayuda a cubrir la subida del IPC.
¿Cómo poner coto a estos gastos? Hay tres fórmulas de lograrlo dependiendo de cómo y en qué inviertas.
Si inviertes en fondos, puedes buscar fondos más baratos y los más asequibles en este punto son los fondos indexados. Este tipo de fondos tienen como objetivo replicar lo que hace un índice bursátil y por eso sus comisiones son menores. Al no haber una gestión activa, el equipo gestor es menor y eso repercute en los costes. Vanguard, Amundi o Pictet figuran entre las gestoras más asequibles.
El problema es que estos fondos no son especialmente fáciles de encontrar. En el caso de Vanguard, sólo BNP Paribas los comercializa de forma individual, mientras que los fondos Amundi los podrás encontrar en Renta 4 o Self Bank. ¿Quieres saber las comisiones de un fondo? Con la siguiente herramienta puedes consultar cuánto te cuesta un fondo y si quieres conocer el resto de detalles, este enlace te ayudará.
Si quieres más de un fondo o inviertes en varios productos, una forma de ahorrar en comisiones en dejar parte de tu patrimonio en una cartera indexada. Se trata de carteras genéricas, donde la gestión está muy automatizada y que invierten principalmente en fondos indexados y ETFs. Según un estudio de Finect, la más barata ahora mismo para una inversión de 10.000 euros es Popcoin con un coste total del 0,73%, dividido entre el 0,48% del coste de gestión y del 0,25% por el coste de gestión más la comisión depositaria. Le siguen Indexa Capital y Finizens con un coste total del 0,82% una vez sumados todos los gastos.
Más allá de dónde inviertas, hay una herramienta más para ahorrar: los impuestos. La fiscalidad es otro gasto fijo al invertir, aunque también hay formas de reducirlo. La primera es buscar activos que permitan el diferimiento fiscal. En otras palabras, retrasar el pago de impuestos.
Los fondos de inversión están exentos de tributar si se reinvierte la ganancia en otro fondo, algo que no es posible con acciones o ETFs, por ejemplo. Sí que hay que pagar al recuperar la inversión, pero gracias al diferimiento fiscal se deja de pagar entre un 19% y un 23% de los beneficios cada año. Para una inversión de 10.000 euros con un retorno del 2,12% anual, en un periodo de 20 años este diferimiento se traduce en un diferencia del 1,7% en la ganancia neta.
La planificación fiscal también es de gran ayuda, especialmente saber compensar pérdidas y ganancias. Al hacer la renta Hacienda permite restar las minusvalías a las plusvalías, de forma que sólo haya que pagar impuestos por el rendimiento real. Aprovechar una mala operación en bolsa para hacer efectiva una ganancia en fondos, por ejemplo, te ahorrará tener que pagar impuestos por esa parte.
Vigilando las comisiones y los impuestos es posible ahorrar y maximizar el rendimiento de la inversión.
Calculadora: ¿cuántas comisiones le dejas a tu entidad?