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'Job sharing', 'crowd employment' o 'casual work': ¿flexibilidad laboral... o precariedad?

  • La flexibilización del mercado laboral aporta libertad y precariedad al trabajador
  • El 'job sharing' consiste en compartir puesto, salario y vacaciones
12 mayo, 2019 06:00

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El mercado laboral de la era de la digitalización incluye nuevas formas de trabajo a las que caracteriza un mismo factor: la flexibilidad laboral. Las empresas ofrecen a sus empleados trabajar desde casa o desde la oficina, en los horarios que ellos elijan y con diferentes tipos de jornadas. Pero esta flexibilización laboral ha ido un paso más allá con modalidades como el ‘job sharing’, el ‘crowd employment’ o el ‘casual work’. 

El ‘crowd employment’ se basa en el uso de una plataforma ‘online’ por parte de empresas y trabajadores donde contactan entre ellos para proporcionar servicios o productos específicos a cambio de una remuneración. Mientras que el ‘casual work’ es una modalidad que no se rige por horarios y donde los empleados solo son contratados para suplir necesidades puntuales. 

Por otro lado, el ‘job sharing’ o el trabajo compartido es un acuerdo de empleo donde se cuenta con dos personas a tiempo parcial o reducido para realizar un trabajo que normalmente es desempeñado por una persona contratada a tiempo completo. No solo se comparte el puesto, también el sueldo y las vacaciones. Esta última modalidad es la que más dudas plantea en cuando a su eficiencia. Principalmente porque es necesario encontrar una pareja compatible en el terreno laboral con la que se comparta experiencia y habilidades, con la que haya buena comunicación y con la que el cambio de turno no afecte a la productividad.También se valora si más que una nueva modalidad de empleo es una nueva forma de precariedad laboral. Porque implica una reducción de sueldo que no todos se pueden permitir. 

Según un estudio de la consultora alemana Robert Half, una de cada cuatro empresas en Europa oferta este tipo de puestos. En el caso del Reino Unido ya se trata del 48% de los casos. Sin embargo, España está lejos de esas cifras porque la cultura del trabajo en nuestro país está muy vinculada al presencialismo. 

VENTAJAS

Uno de los casos de ‘job sharing’ más conocido es el que unió a Anushka Asthana y Heather Stewart para convertirse en editoras jefe del medio británico ‘The Guardian’. Ambas periodistas se postularon para el mismo puesto de trabajo como un equipo. Se trataba de un cargo que requería mucho tiempo y dedicación y ninguna quería renunciar a su vida familiar. Por eso decidieron presentarse juntas a un proceso de selección para el que, finalmente, fueron escogidas.  

La escuela de negocio IMF defiende en un informe que precisamente esa es una de las ventajas que presenta esta modalidad de trabajo. Permite ocupar puestos de responsabilidad a trabajadores que no quieren, o no pueden, trabajar una jornada completa, garantizándoles tener más tiempo libre y compatibilizar su trabajo con otras actividades. 

Es una modalidad beneficiosa también para la empresa. Como suele decirse, dos cabezas piensan mejor que una y, en este caso, la compañía puede contar con dos perfiles distintos para llevar a cabo un mismo proyecto. Además, de acuerdo con el documento, facilita una mayor retención de talento y reduce del absentismo. El puesto está cubierto todo el año, porque se turnan las vacaciones y existe un ahorro parcial en las cotizaciones a la Seguridad Social. 

PTO, una agrupación suiza dedicada a la ‘optimización del tiempo parcial’, señala en uno de sus estudios los beneficios del ‘job sharing’ intergeneracional. Hay trabajadores en edad de jubilarse a los que les gustaría continuar en su puesto pero no necesariamente a jornada completa. Compartir trabajo les permite trabajar un 30%, por ejemplo, y ejercer a la vez de mentores para la persona menos veterana, que ocuparía el otro 70% del puesto.

DESVENTAJAS

Tal y como dice el informe de IMF, para que el ‘job sharing’ funcione tiene que parecerse a trabajar contigo mismo. Sería como haberte creado tu propio clon. Y ahí está la gran dificultad: tener que compartir un espacio laboral y unas funciones que van más allá del proyecto donde cada uno hace una cosa diferente. Se trata de establecer formas de trabajo y enfoques iguales para que no se note la falta de uno de los dos. De no ser así, los principales afectados serían los subordinados de la dupla que pueden encontrarse con el doble de trabajo e incluso órdenes contradictorias si no existe una comunicación eficiente entre ambos jefes o con el resto del equipo. 

Algunos expertos indican que el ‘job sharing’ no es más que una forma moderna de precarización del mercado laboral. Para Comsiones Obreras se trata de dos profesionales por el precio de uno. Una práctica que, bajo su punto de vista, forma parte de la mal llamada economía colaborativa. El sindicato denuncia la utilización de anglicismos que suenan modernos para que la sociedad perciba como positivas prácticas que, en su opinión, suponen una regresión en los derechos laborales.