La lucha contra la Covid-19 ha provocado un cambio en la actitud de los filántropos, que se han volcado en ayudar en diferentes proyectos y colaboraciones. Sin embargo, los complicados procesos administrativos y la falta de incentivos en materia fiscal suponen serias trabas para que estos ciudadanos se impliquen en mayor medida.
La pandemia ha dejado varias escenas en las que ciudadanos a nivel particular, o a través de fundaciones, se han sumado en multitud de proyectos a diferente escala, desde aportaciones concretas a programas de alimentación para desfavorecidos a grandes cantidades de dinero para innovación tecnológica.
De hecho, un informe elaborado por CaixaBank e IE University sobre el perfil de los filántropos españoles recoge cómo la mayor parte de los ciudadanos que llevan a cabo acciones de este tipo alternan colaboraciones en proyectos regionales con otros a escala nacional e internacional.
Formas de financiación
Para que un filántropo pueda sumarse y apoyar un proyecto concreto debe decidir cómo hacerlo. Según el informe, la donación de fondos es la fórmula preferida. Esta se lleva a cabo mediante contribuciones monetarias a través de becas, premios y finaciación de proyectos.
Otras de las fórmulas empleadas es la financiación de planes formativos y de líneas de investigación, el clásico mecenazgo de arte y el asesoramiento. Según las respuestas analizadas en el estudio, los filántropos de España apuestan mayormente por una combinación de varias herramientas a la hora de aportar financiación.
Problemas burocráticos
"En España el sistema burocrático es bastante extenso y la cantidad de trámites desalienta para una decisión que en realidad está destinada a mejorar una situación", afirma Livia Samper, abogada fiscalista de Goy Gentile.
El informe elaborado por IE University y CaixaBank precisamente concluye que la dificultad en los trámites impide que nuevos ciudadanos se animen a dar el paso para contribuir de manera positiva a la sociedad.
Lograr esto pasa por modificar la Ley de Mecenazgo, que regula los fines que pueden recibir este tipo de aportaciones.
Samper analiza que una mayor flexibilidad en este reglamento permitiría que más compañías se implicasen en cuestiones altruistas: "Parece que el fin de las empresas es reducir sus impuestos, pero si se flexibiliza la normativa se ayudaría al mercado y poder ayudar a la sociedad sin que cueste".
Financiación para start-ups
Modificar la ley permitiría no solo una mayor implicación en causas sociales, sino también una mayor capacidad para que compañías grandes apuesten por apadrinar e impulsar empresas emergentes.
"Debería ser más fácil que si una empresa quiere apoyar a un proyecto nuevo, que pueda aportar financiación. Flexibilizar el modo de ayudarnos y ser filantrópicos", explica la abogada fiscalista de Goy Gentile. En este sentido, la experta considera que es preferible potenciar la amplitud de la Ley de Mecenazgo no solo para causas solidarias.
Cultura, principal preocupación
El acceso a la cultura es la principal problemática que intentan resolver estas personas a través de su implicación. Esto se concreta a partir de acciones dirigidas a promocionarla en cualquiera de sus formas, desde ciencia hasta tradición.
De hecho, un 26% de las corporaciones que forman parte de la Asociación Española de Fundaciones (AEF) se dedican en específico a este asunto. Los servicios sociales son la segunda cuestión sobre la que centran los esfuerzos los filántropos españoles. En tercer lugar se encuentra la ciencia y la investigación.