La Covid-19 ha provocado un cambio en la mentalidad de muchos españoles. El de sentarse a hacer cuentas para comprobar en qué se gastan el dinero. Un ejercicio ante la situación económica que ha sobrevenido por la pandemia, y que supone "una enorme oportunidad para que las familias afronten de manera aceptable" su planificación financiera.
Así lo cree Dositeo Amoedeo, presidente de la Asociación de Educadores y Planificadores Financieros (AEPF), quien considera esencial que -poco a poco- la formación vaya dotándose de "una base científica" que permita maximizar el beneficio. No sólo eso, es que a su juicio es necesario "separar a los planificadores de los educadores, con el objetivo de alcanzar la máxima calidad en el asesoramiento".
Un diagnóstico en el que coincide Javier Tomé, director de desarrollo de proyectos de comunicación de Bankia y responsable de Bankademia, para quien hay que lograr que la población tenga "más conocimiento de los productos o servicios" que están a su disposición para sacar el máximo provecho a su dinero.
Esta evolución es vital, máxime en un contexto de tipos bajos que "obliga a los ahorradores a convertirse en inversores para lograr una cierta rentabilidad", tal y como destaca Isabel Giménez, directora general de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF).
Unas palabras que Giménez pronunció junto al resto de expertos en el Foro Invertia sobre Claves para una correcta planificación financiera organizado por este diario en colaboración con Bankia. En él se insistió en la necesidad de explicar a la población que sus ahorros en cuenta les van a hacer perder poder adquisitivo.
El encargado de lanzar el mensaje fue Ignacio Astorqui, analista de inversiones de AFi Inversiones Globales, quien insistía en que "la única forma de lograr no perder poder adquisitivo es invertir, porque si no lo hacen con los tipos actuales van a ser incapaces de batir a la inflación".
Eso sí, siempre teniendo en cuenta que se deben "dosificar los riesgos y las carteras" para evitar tener sustos, incidió Astorqui. Para llegar hasta este punto, lo primero que se debe tener es educación financiera y, a continuación, planificación. Algo a lo que pueden ayudar los planificadores.
El nivel de vida
Giménez insistía en la importancia que tiene tener clara la planificación, porque es la única manera de "mantener nuestro nivel de vida" a largo plazo. Una fórmula de tener siempre un colchón para posibles sobresaltos, y que en un contexto de mayor esperanza de vida y con unas pensiones a la baja cobra mayor importancia.
"El reto hace 100 años era sobrevivir, hoy se trata de hacer frente a los retos cambiantes a los que nos enfrentamos. ¿Por ejemplo? Vivir 30 años sólo con una pensión", destacaba Javier Montaraz, director general del Grupo Barymont.
Los expertos reunidos por Invertia a través de videoconferencia insistieron en la responsabilidad individual para avanzar en la educación financiera. Ahora bien, insistieron en que es necesario que las instituciones públicas quienes "deben ser más proactivas", a juicio del máximo responsable del Grupo Barymont.
Precisamente él explicaba que la base para lograr la "excelencia" pasa por educar, planificar, gestionar y, por último, planificar con un acompañamiento profesional. En cualquier caso, Tomé alertaba de que para lograr todos esos hitos queda mucho camino por recorrer.
"En Bankademia la parte más elemental es la que más se consume: compra de vivienda, autónomos, economía familiar", etc. Una situación que da muestras del nivel de educación financiera que existe en este momento.