Lo que comenzó en febrero de 2016 como una anomalía pasajera, como un imposible que apenas quedaría como una anécdota, tiene ya todas las hechuras de estructural a fuerza de prolongarse en el tiempo. Porque el euríbor a 12 meses, la referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España, va a terminar 2019 en negativo. O lo que es lo mismo, otro año más bajo el 0%. Y ya es el cuarto consecutivo, porque acabó igualmente con un signo negativo delante 2016, 2017 y 2018.
Es más, atendiendo a la hoja de ruta actual del Banco Central Europeo (BCE), que es la que condiciona la evolución del índice y con la que se ha comprometido a mantener los tipos de interés donde están -o incluso a bajarlos si es preciso- hasta 2022, nada hace pensar que no acabará también en negativo 2020. Y hasta 2021. Es decir, su periplo por este “sindiós” de los tipos negativos dista de estar agotándose.
Los seis promedios más bajos en la historia del euríbor se han visto en los seis últimos meses
El euríbor despachará diciembre con una media mensual del -0,26% -el dato final se situará entre el -0,261% y el -0,263%-, con lo que prolongará la misma secuencia de los últimos meses. A saber, se tratará de su cuarto repunte mensual consecutivo sin que eso impida que continúe claramente en zona de mínimos históricos. Es, de hecho, la sexta media mensual más baja de siempre… solo superada por la de los cinco últimos meses. O dicho de otro modo: los seis promedios más bajos en la historia del euríbor se han visto en los seis últimos meses.
Como la media del último mes de 2019 es inferior a la de diciembre de 2018 (-0,173%) y a la de junio de 2019 (-0,19%), ese dato abaratará las cuotas de las hipotecas que se revisen con él, siempre que ninguna cláusula lo impida. Para un préstamo de 150.000 euros a 20 años y un diferencial de un punto porcentual sobre el euríbor, la cuota se reducirá en 5 euros al mes en las revisiones semestrales y en 6 euros al mes en las anuales.
TODO CAMBIÓ EN JUNIO
La referencia hipotecaria acaba así claramente en negativo un año en el que, a priori, se esperaba que terminara en el 0% o casi. Esas expectativas descasaban en los planes del BCE, que hace un año contemplaba subir los tipos de interés en septiembre u octubre de 2019. Esta posibilidad provocó que el euríbor llegara a subir hasta el -0,10% en febrero y marzo de este año.
Pero no fue más allá. Es más, desde junio protagonizó apreciable giro a la baja. Porque todo cambió en junio. A mediados de mes, el entonces presidente del BCE, Mario Draghi, anticipó nuevas medidas monetarias expansivas y proporcionó nuevo combustible para el descenso del euríbor. En agosto, y al calor de esas expectativas, la referencia hipotecaria reculó hasta marcar un mínimo histórico diario el -0,399%.
En septiembre, Draghi convirtió sus palabras en hechos y el BCE rebajó los tipos de la facilidad de depósito, los importantes ahora para el euríbor, del -0,40% al -0,50%. En paralelo, eso sí, introdujo un paliativo (‘tiering’) para mitigar el impacto de los tipos negativos en el negocio bancario, un alivio que, al equivaler a una subida de los intereses, ha provocado una contenida, pero constante, subida del euríbor desde entonces. Eso sí, salvo que la nueva presidenta de la entidad, Christine Lagarde, altere la orientación futura (‘forward guidance’) sobre los tipos, la anormalidad del euríbor negativo seguirá siendo la norma durante una larga temporada.