Los productos falsificados no generan un rechazo masivo. Puede hablarse, incluso, de lo contrario, más todavía en el caso de los jóvenes. Casi uno de cada dos (el 45%) ha comprado algún producto falsificado a propósito. En el conjunto de los españoles, uno de cada cinco lo hace.
Según el informe 'Situación del Comercio Ilícito y Fraude en España, Europa y el mundo', elaborado por Sicpa, esa relativa buena aceptación de las falsificaciones es compatible con que el 83% considere que su compra "arruina empresas y destruye empleo", sirve de apoyo a redes criminales y perjudica la salud.
Ese 20% de españoles que afirma haber comprado intencionadamente productos falsificados en los últimos 12 meses es el segundo dato más alto de la Unión Europea (UE). Sólo lo supera Bulgaria, con un 24%.
Además, en el conjunto de la UE, uno de cada tres ciudadanos (el 31%) considera que las falsificaciones son una "alternativa aceptable" para la compra de productos cuyo precio es elevado. Y en el caso de los jóvenes de 15 a 24 años, el porcentaje se dispara hasta el 50%.
Diferentes expertos en la materia que han intervenido durante la presentación del citado informe, desde miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hasta líderes de organizaciones en defensa de las marcas y su originalidad, coinciden en señalar la seguridad.
Falsificaciones de productos de alimentación o cosméticos, que no pasan los controles que sí hacen los oficiales, pueden ocasionar problemas relacionados con la salud y la seguridad. En ocasiones, las falsificaciones no pasan de adulteraciones que pueden consistir en mezclar un líquido con agua para tener una mayor cantidad. Pero también hay casos más graves.
En la presentación del informe, el director de Conocimiento de Stanpa (Asociación Nacional Perfumería y Cosmética), Óscar Mateo, ha puesto de ejemplo un colutorio bucal que contenía anticongelante de coche.
"El problema es que la falsificación está muy bien hecha y consiguen meterla en la cadena de distribución", ha lamentado. Mateo entiende que el sector de la cosmética tenga "la legislación más exigente del mundo en cuanto a seguridad", pero critica que esta no sirve si el cliente "no atiende" a esas cuestiones y adquiere algo falso.
En ese sentido, ha indicado, se sienten "desprotegidos" por la Administración y exige penas "más contundentes" para los que vulneren la ley de propiedad intelectual.
En España, las falsificaciones suponen la pérdida de 2.200 millones de euros en los sectores de cosmética, medicamentos y productos farmacéuticos. Casi la mitad, 1.000 millones, corresponde al cosmético.
Miguel Lorite, teniente de la Guardia Civil que también ha participado en la presentación, ha señalado que las falsificaciones están creciendo en el sector de los recambios para automóviles. En este caso, ha detallado, las consecuencias pueden ser "fatales", provocando accidentes que pueden terminar en siniestros.
Miles de millones
Las falsificaciones generan pérdidas anuales por valor de 5.700 millones de euros. Eso, sólo en España. Si se amplía el foco al conjunto de la UE, las pérdidas escalan hasta los 50.000 millones.
Según el informe de Sicpa, el daño de las falsificaciones de productos va más allá y afecta a los trabajadores. En este sentido, en España se pierden 44.700 empleos y, en Europa, 416.000. Analizando todas las variables, Sicpa estima que el impacto de las falsificaciones alcanza el 20% del PIB español.
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"En los años prepandemia, los últimos de los que tenemos datos, el comercio de falsificaciones suponía un 2,5% del PIB mundial, unos 120.000 millones de euros, casi un 6% del total de las importaciones de la UE. Las dimensiones de las cifras son enormes", ha alertado el CEO de Sicpa, Martín Sarobe.
Según datos de la OCDE, la falsificación de productos tiene una tasa de mercado del 7%.
Los datos del Ministerio de Interior a 2021 -los últimos disponibles- muestran que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se incautaron de más de 1,6 millones de falsificaciones que habrían alcanzado un valor de 49 millones de euros en el mercado. La mayor parte de esas incautaciones proceden de China y Hong Kong y, en menor medida, Turquía.
Además, alcanzan todo tipo de productos. Las aduanas detectaron artículos que vulneran los derechos de propiedad intelectual en 83 de las 96 categorías del Sistema Armonizado. La mayor parte de las falsificaciones (el 64%) se envían por servicio postal, si bien tienen mayor valor las incautaciones de mercancía por barco (el 53%).
Precio y calidad
"Cada vez que sube el precio de las cosas, se incrementan las falsificaciones", ha reconocido el director de Desarrollo de Negocio de Sicpa, Fabián Torres. Unos precios elevados que son los que, en muchas ocasiones, explican que los consumidores rebajen sus exigencias en cuanto a la originalidad.
En este sentido, el portavoz de Facua, Rubén Sánchez, indica en declaraciones al EL ESPAÑOL-Invertia que uno de los elementos para poner en valor los productos de marca frente a sus falsificaciones es la calidad, "si es que realmente existen diferencias, que no siempre es así".
También cree que es importante poner en valor la trazabilidad de la mano de obra de aquello que se consume. "Que no se usa mano de obra esclava o infantil, que no se explota a los trabajadores, etc.", explica. Pero, igualmente, señala que es algo "que algunas marcas pueden hacer y otras no, porque incurren en esas prácticas".
Desde la OCU, Esther Lorente afirma que siempre aconsejan verificar que se compran productos oficiales, en especial si pueden causar "algún tipo de merma en la salud". Pero reconoce que los consumidores, sobre todo los más jóvenes, pueden llegar a primar los productos "piratas" si el precio es más económico.
"La solución pasa por concienciar a las personas de que compren los productos adecuados y no piratas", continúa Lorente. Y ejemplifica la importancia en materia de seguridad en productos como los juguetes. En este caso, el certificado europeo garantiza que son seguros para los niños, algo que no puede decirse de las copias.
Sin embargo, y aunque la falsificación afecte a prácticamente todos los sectores, estos juegan un papel fundamental. Por eso, el portavoz de Facua apunta que los consumidores "saben que hay grandes marcas que no tienen elementos de diferencia con respecto a quienes les falsifican".
"Son consumidores plenamente conscientes de que compran otro producto que imita al original", resume Sánchez. Esa posición de los consumidores se convierte así en otro elemento que dificulta la lucha contra los productos falsificados.