"El efectivo ha sido el activo que mejor lo ha hecho en 2018", afirmaron no pocos expertos a finales de diciembre para hacer balance de lo que deparó 2018 en los mercados financieros. Si se da por buena esta observación, los ahorradores españoles no hicieron mal en insistir en su querencia de buscar refugio para su dinero en los depósitos a la vista.
Según los datos publicados este lunes por el Banco de España (BdE), los hogares despidieron el pasado ejercicio con el mayor saldo de depósitos a la vista de siempre al dispararse hasta los 628.000 millones de euros. En todo 2018 ese volumen creció en 61.408 millones, un incremento que tampoco supone ninguna novedad, puesto que fue el cuarto año consecutivo en el que los depósitos a la vista engordaron en más de 60.000 millones.
El tiempo ayuda a entender mejor lo que supone semejante volumen. En la actualidad, el dinero 'aparcado' en los depósitos a la vista duplica el existente hace seis años, con lo que su progreso dentro del ahorro de los hogares ha resultado espectacular.
Y todo ello pese a que apenas remuneran. De nuevo según las estadísticas que el BdE recaba, su rendimiento medio se limitaba en noviembre, último mes con cifras publicadas, al 0,03%. Pero es que en un 2018 en el que el Ibex se dejó un 15% y en el que los mejores fondos se contentaron con perder menos que el índice español o que sus respectivos índices de referencia, ese 0,03% fue todo un 'triunfo'.
"Hay casi cuatro euros en depósitos a la vista por cada euro en depósitos a plazo. Los clientes prefieren tener su dinero a mano pese a su bajo o nulo rendimiento"
Esta realidad fue especialmente palpable en el remate del curso. En diciembre, y prolongando una tendencia que suele verse en los últimos meses del año, el saldo de depósitos a la vista creció en 16.700 millones. En paralelo, los fondos de inversión sufrieron salidas de dinero superiores a los 2.000 millones. Es decir, los hogares españoles prefieren tener su dinero disponible en productos de este perfil, aunque no renten o renten poco, que conducirlo a otros productos con más riesgo.
TODO QUEDA EN LOS... DEPÓSITOS
Estos datos prolongan a su vez la tendencia que viene apreciándose en los últimos años, consistente en un trasvase de los depósitos a plazo hacia los productos a la vista. En un primer momento, vino alento por la propia banca, que buscaba reducir sus costes con esa transferencia, puesto que los primeros pagan un interés superior a los segundos. Es decir, era un 'truco' para intentar defender sus estrechos márgenes en un contexto en el que el Banco Central Europeo (BCE) mantiene los tipos de interés en el 0,25% o por debajo desde 2013 y en el que los tipos de la facilidad de depósito, determinantes para referencias como el euríbor, se encuentran en nengativo desde mediados de 2014.
Sin embargo, ese recurso ya se ha apurado al máximo, puesto que la rentabilidad media de las nuevos depósitos a plazo, según el BdE se limita al 0,05%, con lo que las diferencias se han disipado. Son los clientes, por tanto, los que han pasado a demandarlos, y según fuentes financieras lo hacen por la sencilla razón de que quieren tener su dinero disponible sin penalización de ningún tipos para lo que lo necesitan, bien sea hacer incursiones puntuales en la bolsa o atender contratiempos.
Este contexto ha provocado no ya que haya más depósitos a la vista que a plazo, algo que viene ocurriendo desde 2015, sino que el dominio de los primeros resulta abrumador. Ya hay casi cuatros euros en depósitos a la vista por cade euro en depósitos a plazo.
Entre ambos, eso sí, suman 789.600 millones de euros -casi 807.000 millones si se incluye a las sociedades sin fines de lucro al servicio de los hogares (ISFLSH)-. A finales de 2018, el patrimonio gestionado por los fondos de inversión se situó en los 258.905 millones.