No hay remedio. Las familias españolas siguen atrincheradas en los depósitos y, aunque los bancos llevan meses intentando trasladar ese ahorro a otro tipo de productos como los fondos de inversión, los hogares se resisten a abandonar el concepto de ‘seguridad’, aunque sea a costa de perder poder adquisitivo. Los depósitos de las familias españolas custodiados por las entidades financieras se incrementaron de forma importante en noviembre, en 8.100 millones de euros, hasta los 842.400 millones, según los datos provisionales publicados este viernes por el Banco de España.
La cifra implica que los depósitos de las familias captados por la banca suman varios meses al alza, a pesar de que la remuneración que ofrecen las entidades por ellos es mínima, ante los tipos de interés negativos.
El Banco Central Europeo (BCE) decidió el pasado septiembre elevar la tasa de interés que aplica a los depósitos bancarios (0,50%), es decir, lo que cobra a las entidades por la liquidez que depositan en el organismo.
Ante este mayor coste que supone para el sector depositar el dinero en el BCE, los bancos decidieron trasladar parte de esta factura a determinados clientes, como los institucionales o grandes empresas, descartando de momento que la medida llegue a los minoristas, aunque ya hay quien lo cobra a algunos particulares de banca privada.
Según datos del Banco de España, la remuneración media de los depósitos a un año apenas roza el 0,03%, con lo que ni siquiera da para batir a la inflación. Muchas entidades han optado por desterrar de sus escaparates este producto. Incluso han empeorado las condiciones de otros donde el dinero está ‘inmovilizado’ como las cuentas básicas, en pleno debate sobre si el sector se atreverá finalmente a cobrar a los minoristas como ya hace con grandes empresas, institucionales o clientes de banca privada.