Deutsche Bank tiene la receta para que el auge del teletrabajo no deje en la estacada a los empleados que tienen esta opción. Un informe del servicio de estudios del banco alemán propone un impuesto del 5% sobre la nómina de los empleados que pueden teletrabajar y están recibiendo su salario íntegro que se redistribuya hacia los trabajadores esenciales que más duramente se han visto golpeados por la pandemia.
El responsable de esta propuesta es el analista Luke Templeman, que considera oportuno que se quedasen al margen de este tributo los trabajadores autónomos y los de salarios más reducidos. Así lo señala dentro de un amplio informe de 83 páginas que lleva por título "Lo que debemos hacer para reconstruir" y que además de fiscalidad aborda temas como la reforma del sistema capitalista, el papel de las criptomonedas y las novedades que la Covid-19 ha impuesto en el mundo laboral.
En este sentido, el experto de Deutsche Bank considera que el tributo deberían asumirlo las empresas, sin afectar al salario a percibir por aquellos empleados que pueden teletrabajar. Sin embargo, el gravamen correría por cuenta del empleado si la empresa contratante proporcionase un puesto de trabajo físico y fuera el trabajador el que, con independencia de las recomendaciones sanitarias vigentes, decidiera desarrollar sus tareas a distancia.
Compensación
El análisis de Templeman señala que los trabajadores esenciales a los que iría destinada la recaudación de este impuesto reciben, en muchos casos, salarios menores. Además, subraya que "han sido desplazados de golpe" por las nuevas dinámicas que ha traído y acelerado la pandemia.
La tasa propuesta se justifica en que "aquellos que pueden trabajar desde casa reciben beneficios financieros directos e indirectos y deberían pagar impuestos para suavizar el proceso de transición". En este sentido, el analista considera que "tiene sentido" plantearlo en un contexto como el actual tanto "desde un punto de vista personal" como "económico".
El experto llega a afirmar que los trabajadores que "son lo suficientemente afortunados de poder 'desconectarse' de la economía cara a cara se lo deben [a aquellos que] asumen el riesgo del coronavirus por salarios bajos".
Los cálculos del estudio contemplan unos ingresos extra para las arcas federales de EEUU de unos 48.000 millones de dólares, lo que supone unos 40.600 millones de euros al cambio de divisas. Con este número, Templeman estima que se podría pagar una ayuda de 1.500 dólares (1.270 euros) a los 29 millones de empleados estadoundenses que no tienen otra opción que trabajar de forma presencial y además cobran menos de 30.000 dólares, unos 25.400 euros.
Recorrido futuro
En este sentido, el análisis titulado "Un impuesto al teletrabajo" ("A work-from-home tax", en su versión original en inglés) estima que "si asumimos que el salario promedio de una persona que elige trabajar desde su casa en EEUU es de 55.000 dólares, un impuesto del 5% equivale a poco más de 10 dólares por día laboral". El autor lo compara con lo que "podría gastar en desplazamientos, almuerzos y lavandería", entre otros servicios.
Los números que baraja el banco alemán justifican que este impuesto tendría recorrido mucho más allá de la pandemia. Un punto clave ahora que comienzan a llegar vacunas con una alta tasa de eficiencia en la lucha frente al coronavirus. En este sentido, sus estimaciones barajan que aquellos que han teletrabajado en los últimos meses estarían dispuestos a mantener esta rutina de forma permanente "dos o tres días a la semana".
No obstante, los cálculos de Deutsche Bank no tienen en cuenta los costes extraordinarios como electricidad, internet, teléfono, calefacción y material que los empleados en teletrabajo están asumiendo de su bolsillo en la mayoría de casos. En este sentido, el responsable de la propuesta defiende que estos gastos "palidecen en comparación con los beneficios" de esta modalidad laboral.