En 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers y el nacimiento de la gran crisis financiera mundial, el mercado de las fusiones y adquisiciones (M&A, por sus siglas en inglés) se frenó en seco y eso provocó que las valoraciones de las empresas se desplomaran. Sin embargo, en la crisis que actualmente se vive por culpa de la Covid-19, este fenómeno no está ocurriendo. ¿Qué ha cambiado en estos 12 años?
Básicamente, que los fondos de inversión ahora sí tienen músculo y son quienes están evitando un colapso mayor.
En un estudio de Edmond de Rothschild Corporate Finance, se analizan varias de las diferencias entre ambos contextos. “Aunque el mercado se vio considerablemente afectado por los meses de bloqueo general, los meses posteriores han sido bastante alentadores, a diferencia de la situación experimentada en 2008”, asegura Arnaud Petit, managing director de esta división.
El mercado del M&A hoy en día está impulsado por los fondos de inversión, que representan más de la mitad de las operaciones realizadas. En Francia, por ejemplo, recaudaron 21.000 millones de euros en 2019, frente a 17.000 millones en 2017. “Estos fondos valoran las empresas mejor que las compañías industriales, cuya contrapartida es una menor rentabilidad esperada”, según Petit.
En diez años, los rendimientos de los fondos de capital riesgo/inversión objetivo han caído del 25% a un rango de entre el 17% y el 20%.
También destaca la desintermediación de la deuda como factor de apoyo a la actividad de fusiones y adquisiciones. “Los fondos de deuda se están convirtiendo en una alternativa real a los préstamos bancarios”, creen en Edmond de Rothschild. Los fondos recogen dinero de inversores institucionales para prestar a empresas y otros fondos de inversión. Estos fondos duplicaron la cantidad de dinero recaudado hasta los cuatro billones de euros entre 2017 y 2019.
Huida a la calidad
Como suele suceder en todas las crisis financieras, la tendencia de los inversores es buscar operaciones de menor riesgo. Esta “huida hacia la calidad” está llevando a un efecto de escasez y está haciendo subir las valoraciones. En la primera mitad de 2020, más del 15% de las operaciones se hicieron en múltiplos superiores al 15% de Ebitda.
Mientras que la sanidad, la energía, la educación y la tecnología están mostrando fuertes revalorizaciones, los sectores aeroespacial, transporte y de hostelería están sufriendo, lo que, “al mismo tiempo, crea oportunidades de consolidación”, opina el experto.
Bajos impagos
Una de las predicciones más comunes al comienzo de la crisis mundial de la Covid fue la expectativa de un fuerte aumento de las tasas de default (o impagos de deuda). “A primera vista, esto parecería lógico”, indica Marcus Weston, gestor de carteras en JK Capital Management, del grupo La Française. Sin embargo, la realidad posterior ha sido muy diferente.
Poniendo la lupa sobre Asia, donde se situó el foco de la pandemia, hasta finales de agosto, el valor nominal total de los bonos asiáticos en dólares impagados fue de 7.600 millones de dólares. Eso equivale a, aproximadamente, el 2,6% del mercado de deuda ‘high yield’ en circulación y al 0,7% del total del mercado de bonos asiáticos en dólares.
Estos datos situarían la tasa de default anual de los bonos ‘high yield’ en el 3,9%. “Si bien esto supone un aumento frente a las tasas de default del 2,3% y el 3,3% que vimos en 2019 y 2018, no es un escenario tan pesimista como el que los economistas predecían”, se congratula Weston.
En concreto, casi la mitad del valor de los activos impagados de 2020 se puede atribuir a una empresa, Peking Founder Group, que tenía problemas financieros mucho antes de que comenzara la crisis del coronavirus.
Ofertas de intercambio
Una fórmula adicional que están usando ciertas “empresas sanas de alto rendimiento” para sobrevivir y a la que los gestores de fondos han cogido el guante es la de las ofertas de intercambio, en las que se invita a los titulares de bonos ‘high yield’ con vencimiento a corto plazo a cambiarlos por nuevas emisiones con vencimientos de más largo plazo, con frecuencia con algún incentivo, como aumento del rendimiento o garantía adicional.
En la crisis de 2008, sin embargo, esta vía no siempre funcionó. Muchas empresas se agarraron a esta fórmula como una herramienta de negociación "a vida o muerte" para evitar un default inminente o, “peor aún, proponiendo un intercambio con descuento después de que el impago ya se había producido”, según recuerda el gestor de la boutique de La Française.