Un Larry Fink más combativo que nunca, en pos de un “capitalismo efectivo”. El fundador y consejero delegado de BlackRock se ha explayado en su última carta a los CEOs de 2022, esa famosa misiva en la que el responsable de la mayor gestora de fondos de inversión del mundo se dirige a los directores generales de las empresas de todo el planeta en las que BlackRock invierte en nombre de sus clientes. Las conclusiones de este año: hay que subir el salario a los trabajadores en las empresas y reducir el sobreprecio de los productos ecológicos.
“Que los trabajadores exijan más a sus empleadores es una característica esencial del capitalismo efectivo. Genera prosperidad y un panorama más competitivo para el talento, obligando a las empresas a crear entornos mejores y más innovadores para sus trabajadores, que contribuirán a que logren mayores beneficios para sus accionistas”, esgrime.
Según Fink, las compañías que cumplen esta estrategia ya están recogiendo los frutos. Su análisis muestra que las empresas que forjaron “lazos sólidos” con sus trabajadores han registrado menores niveles de rotación del personal y mayor rentabilidad durante la pandemia.
Y es que, como critica, “la rotación de personal incrementa los gastos, reduce la productividad y desgasta la cultura y la memoria de la empresa”. En este sentido, “los consejeros delegados deben preguntarse si están propiciando un entorno que les ayude a competir por el talento”.
Con todo, el máximo dirigente de BlackRock puntualiza que crear ese entorno idílico resulta “más complejo que nunca y va más allá de cuestiones como el salario y la flexibilidad”.
Bajar la prima verde
Otro de los aspectos destacados en su carta es la llamada a reducir el sobrecoste de los productos ecológicos, considerados como ‘verdes’ o sostenibles.
Han pasado dos años desde que Fink señaló que el riesgo climático es un riesgo de inversión. Y en ese breve lapso de tiempo han observado un desplazamiento “de gran calado” del capital. Las inversiones sostenibles ascienden ya a cuatro billones de dólares, sobre un total de 400 billones de dólares que es lo que suponen los activos financieros globales.
“Los próximos 1.000 unicornios no serán motores de búsqueda ni redes sociales, sino empresas innovadoras sostenibles y escalables; start-ups que contribuirán a la descarbonización del mundo y conseguirán situar la transición energética al alcance de todos los consumidores”. Es aquí donde pone el foco de atención: “Hay que admitir que los productos ecológicos a menudo conllevan un mayor coste hoy día. Reducir esta prima verde será esencial para una transición ordenada y justa”.
Lo que no defiende BlackRock en ningún caso es la venta generalizada de posiciones en sectores de combustibles fósiles. “Desinvertir en sectores enteros -o simplemente trasladar activos intensivos en carbono de los mercados cotizados a los privados- no llevará al mundo a la neutralidad de carbono. Y BlackRock no propone hacerlo en empresas de petróleo y gas”, dice tajante.
Como explica, “tenemos algunos clientes que optan por desprenderse de estos activos, mientras que otros rechazan ese enfoque. Compañías previsoras de un amplio abanico de sectores con elevadas emisiones de carbono están transformando sus negocios, y sus actuaciones son una parte fundamental de la descarbonización”.
Centro para el Capitalismo de Stakeholders
Las ocho páginas en las que se extiende la mente pensante de BlackRock giran constantemente en torno al papel del "capitalismo de stakeholders" (partes interesadas) como “catalizador del cambio”. “Para ayudar a las personas a construir un futuro mejor, impulsar la innovación, construir economías resilientes y ayudar a resolver algunos de los retos a los que se enfrenta toda la sociedad”, en palabras de Fink.
Por esta razón, la gestora de activos ha puesto en marcha un Centro para el Capitalismo de Stakeholders con el fin de crear un foro de análisis, diálogo y debate donde reunirá a los principales consejeros delegados, inversores, expertos en políticas y académicos para que compartan su experiencia y brinden sus conocimientos.
“Los stakeholders de los que depende tu compañía [empleados, clientes, proveedores y comunidades] para brindar beneficios a los accionistas deben escucharte directamente a ti y sentirse comprometidos e inspirados por tu persona. No quieren oírnos opinar, como consejeros delegados, de todo cuanto ocurre en el día a día, pero sí necesitan conocer nuestra postura respecto a cuestiones sociales que son fundamentales para el éxito a largo plazo de nuestras compañías”. Y eso es lo que ha llevado a la práctica Fink con su carta anual.