La gestión discrecional de carteras está en pleno auge en la industria española de inversión. Sin embargo, su catálogo de productos se limita cada vez más a los diseñados por las propias firmas que reciben estos mandatos de sus clientes. El peso de los fondos de terceros ha caído cerca de nueve puntos solamente en el último año.
A pesar de los alegatos de las gestoras españolas a favor de la arquitectura abierta -ofrecer productos propios y ajenos sin preferencias prestablecidas-, lo cierto es que los últimos datos publicados por Inverco reflejan un escenario bien distinto. Al menos, en esta pujante modalidad de gestión por la que apuestan sobre todo las firmas respaldadas por grandes grupos financieros domésticos.
Tanto es así que los productos de inversión de terceros han pasado de representar más de un tercio del patrimonio distribuido bajo esta fórmula de gestión discrecional de carteras a quedarse en poco más una cuarta parte. En números, el declive va del 35,2% que sumaban al cierre de 2020 hasta el 26,78% con el que se quedaban al término de 2021.
Siete de cada diez
En sentido contrario, los productos de la firma que en cada caso recibe el mandato de gestión discrecional han engordado su protagonismo desde el 65,8% hasta el 73,2% en el mismo periodo. Dicho de otra manera, de cada diez euros de patrimonio distribuido a través de esta fórmula de gestión a lo largo del año pasado, más de siete se quedaron en productos de la propia casa titular del mandato de inversión.
La preferencia por productos propios de las gestoras es clara si se tiene en cuenta que, en los mandatos de gestión discrecional de carteras, los clientes finales delegan en un profesional de su entidad de referencia la decisión de dónde y cómo invertir su patrimonio. Algo que también incluye qué pesos dar a cada producto o activo.
Dentro de este escenario, los principales afectados por esta progresiva concentración en el catálogo de productos propios son los inversores minoristas; un grupo en el que se incluyen los ahorradores de perfil más modesto. En este sentido, la estadística de Inverco recoge que en torno a un 96% del patrimonio distribuido en gestión discrecional de carteras se corresponde con esta tipología de cliente.
Aquí cabe mencionar que el auge de productos y carteras de inversión perfiladas que la industria ha promovido en los últimos tiempos tiene buena parte de responsabilidad en esta aplastante mayoría. Con el fin de agilizar y abaratar los procesos de contratación y gestión, tanto para las propias gestoras como para sus clientes, esta se ha convertido en la principal vía de distribución de producto para el canal minorista.
Foco en el pequeño inversor
Conforme a los datos aportados por Inverco, actualmente la industria maneja un patrimonio de unos 110.000 millones de euros en gestión discrecional de carteras. Una cifra que se estima en función de los datos aportados por las 26 gestoras que facilitan sus números a la patronal del sector y que suman cerca de un 70% del total de la distribución de instituciones de inversión colectiva en España.
Esta casi treintena de firmas declara contar con 105.337,6 millones de euros a través de mandatos de gestión discrecional de carteras. De esta cifra, 101.638,8 millones se corresponden con clientes minoristas, mientras que solo los 3.698,7 millones restantes son cosa de clientes institucionales, ya que suelen elegir vías más personalizadas para la gestión de su patrimonio y contar con asesoramiento externo.
La misma brecha se refleja también en el número de contratos suscritos para esta modalidad de gestión. De los 1,03 millones de mandatos que acumula la industria española de inversión, solo 134 se corresponden con clientes institucionales. Y de estos últimos, la inmensa mayoría son españoles: 126 nacionales frente a solo ocho mandatos de inversores extranjeros.
Con estos números sobre la mesa, se desprende que el patrimonio medio de los minoristas que se decantan por esta fórmula de gestión en la que los productos de terceros gozan de una representación cada vez menor asciende a 98.456 euros. Sin embargo, la cifra engorda hasta los 27,6 millones de euros si se trata de inversores institucionales.
A lo largo del año pasado, el volumen de instituciones de inversión colectiva distribuidas a través de gestión discrecional de carteras engordó en un 27,9%. Un porcentaje que se traduce en 18.810 millones de euros. En ambos casos, conforme a los datos aportados por la patronal, un incremento sensiblemente superior al del ejercicio anterior, pues en 2020 tan solo se registró para esta fórmula un crecimiento del 7,5%, equivalente a 6.000 millones de euros.