Puede que la invasión rusa de Ucrania retrase o modere las subidas de tipos que el BCE tiene en mente. Pero lo que es seguro es que Christine Lagarde y los suyos acabarán subiendo las tasas oficiales de interés en Europa dada la alta inflación que hay en el viejo continente. Y para que los inversores puedan paliar sus efectos, La Française Asset Management tiene una receta infalible: los bonos flotantes.
“Son la solución a la subida de tipos y se benefician directamente de la recuperación del sector financiero”, arguye Gabriel Crabos, gestor de carteras de renta fija high yield de La Française.
Los bonos flotantes son emisiones de deuda cuyo cupón no es fijo, sino variable y vinculado a ciertos parámetros, normalmente algún indicador del mercado monetario. “En los bonos europeos de tipo flotante, la protección -y el potencial de rentabilidad al mismo tiempo- está en el Euríbor, que poco a poco va subiendo”, ilustra Crabos.
El indicador de referencia en Europa para los mercados monetarios y las hipotecas inmobiliarias cerró febrero en el -0,335% en su media mensual a 12 meses. Continúa en terreno negativo, pero poco a poco se aproxima a niveles positivos. Hace un año, estaba en el -0,501%, su tercera cota más baja desde que se fuera a rojo. El mínimo lo marcó en enero de 2021, en el -0,505%.
El mercado internacional de los bonos flotantes equivale a unos 700.000 millones de dólares (casi 645.000 millones de euros), aproximadamente. Está dominado por las emisiones en dólares (46%), pero también destacan las europeas (21%) y las australianas (17%). Sectorialmente, es predominante la banca, que supone más de dos tercios, y por rating, hay una gran concentración en los emisores de calidad, con un 41% en emisiones del tipo A. De hecho, entre AAA, AA, A y BBB, esto es, el espectro del grado de inversión, copan el 89% de este mercado.
Robustez de la banca
Los bonos flotantes muestran “fuertes fundamentales dentro del mercado de deuda corporativa y el sector bancario”, en un escenario en el que “todavía hay algo de crecimiento y bastante inflación”, según el gestor de La Française.
La baza de la gestora de origen galo para este nicho del mercado es el fondo La Française Carbon Impact Floating Rates, cuya estrategia se basa en tres pilares: reducir la exposición negativa a los movimientos de los tipos de interés sin limitaciones geográficas ni de vencimiento, que en la práctica supone beneficiarse si el precio del dinero sube; aprovecharse del perfil de riesgo intermedio que hay entre los títulos con grado de inversión y los especulativos, así como construir una cartera con una huella de carbono al menos un 50% inferior al universo comparable.
En España, tienen exposición a los bonos flotantes del Santander, al high yield de nombres en otros sectores como Cirsa y otros bancos como Abanca o CaixaBank. Porque, en líneas generales, los bancos son su principal apuesta, con más del 55% del fondo en nombres internacionales como Goldman Sachs, JPMorgan Chase, Citi, Morgan Stanley, Bank of America, Barclays, BNP Paribas, UBS o Intesa Sanpaolo. “Los balances bancarios nunca han sido tan robustos como ahora”, confían desde la firma.
El fondo cae un -0,8% este año, si bien en 2021 subió un 0,45%. Ante las dudas originadas por la guerra, Crabos concreta que el riesgo de duración es “mínimo”, de 0,4 años. “Estamos protegidos por si la gente busca bonos refugio y el BCE decide retrasar su subida de tipos. Además, nuestra huella está muy diversificada internacionalmente”, con casi el mismo peso en Estados Unidos que en Europa y con un buen toque de Australia.
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