Riesgos de iliquidez, escasa rentabilidadaltas comisiones… son las tres ‘piedras en el zapato’ que han impedido que los planes de pensiones ganen popularidad entre los ahorradores en los últimos años. Ni siquiera medidas como la apertura de ventanas de liquidez a 10 años aprobadas por el Gobierno del PP el pasado año han logrado dar el empujón definitivo a estos vehículos destinados al ahorro para la jubilación

Los datos hablan por sí solos. Pese a las mayores facilidades y a la agresiva política comercial del sector bancario, con bonificaciones que en 2018 alcanzaron el 5% en los traspasos, las aportaciones a planes de pensiones son mínimas frente a las prestaciones. El pasado mes de enero, la cifra apenas alcanzó los 211,1 millones de euros, según datos de Inverco, mientras que las prestaciones fueron superiores, de 294,8 millones. Unos datos que replican lo ocurrido en años anteriores ante unos partícipes que siguen desconfiando de la capacidad del producto que creado para afrontar la jubilación. 

El número de partícipes también disminuyó en 2018 en 89.892 cuentas, hasta dejar la cifra total en 9,63 millones. En realidad, el número de partícipes real se estima en unos siete millones y medio, al haber ahorradores que tienen contratado más de un plan de pensiones. Según datos de Inverco, de esa cifra total, un 66,7% no realizó ningún tipo de aportación durante el año. Y de los que sí lo hicieron, un 60% ingresaron menos de 900 euros al producto.

Detrás de estas bajísimas cifras de aportaciones hay factores que van más allá de los escasos beneficios fiscales que desde la patronal del sector reclaman desde hace años. Sin ir más lejos, el sentido de la ‘obligatoriedad’ con la que muchos partícipes han tenido que contratar un plan de pensiones, por ejemplo, al contratar una hipoteca. Por norma general, el banco obliga, entre otros requisitos, a contratar este tipo de productos para acceder a menores intereses en los préstamos para vivienda. Esta situación ha provocado que muchos clientes hayan llegado a la industria de planes de pensiones a través de las estrategias de vinculación del banco, no por voluntad propia. Y esto pesa, y mucho, en las aportaciones del sector. 

UNA CUESTIÓN DE INGRESOS

De las cifras de la Dirección de General de Seguros se desprende, además, que apenas un 5,4% de los partícipes que sí aportan a su plan dedican más de 900 euros y solo un 3% supera el umbral de los 1.800 euros hasta un máximo de 3.000. Es evidente que los ingresos de los partícipes también tienen mucho que ver en esta evolución. Según la última memoria de la Administración Tributaria, referida a 2015, el 72,5% de los aportantes a planes de pensiones declaran unos ingresos inferiores a los 42.000 euros. 

“El salario medio en España apenas alcanza los 23.000 euros”, indica Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco. A juicio de la patronal del sector, “debemos buscar fórmulas para impulsar el ahorro privado entre las familias con menos ingresos”. Entre ellas, apuestan por esos beneficios fiscales de los que gozan en otros países europeos. 

"Los incentivos fiscales en España apenas alcanza el 16% del valor de las aportaciones, frente al 40% en otros países"

Según datos de la OCDE, mientras en España las aportaciones brutas anuales a fondos de pensiones apenas alcanzan el 1% de su PIB, en otros supera ampliamente este umbral (8,2% de PIB en Suiza, 8,0% en Australia o por encima del 6% en Islandia, y en el entorno del 4% anual en Países Bajos y EEUU). La organización estima que los incentivos fiscales en España apenas alcanza el 16% del valor de las aportaciones, frente al 40% que se observa en otras regiones como EEUU o los Países Bajos. 

Desde Inverco insisten en que el principal problema del sector es el desconocimiento de la población, “la falta de percepción de que la tasa de sustitución en un futuro va a ser más baja”, indican. Actualmente, la tasa de sustitución media en la OCDE es del 57,6%, donde el 41,3% corresponde al sistema público y el 16,3% al privado (11,6% obligatorio y el 4%, voluntario). En el caso de España, la tasa de sustitución es del 82% y es absorbida íntegramente por el sistema público, siendo la tasa más alta de los países de la OCDE. Según las previsiones de Inverco, “experimentará un descenso gradual hasta situarse en el entorno del 58% en 2030, del 54% en 2040 y del 49% en 2050”.

La patronal insiste, por ello, en la necesidad de actuar desde todos los frentes para fomentar la educación sobre el ahorro privado. “Hay que ser creativos, esforzarnos en aportar más valor al partícipe”, indican en referencia a la labor de los gestores, que en los últimos años no han brillado precisamente por la rentabilidad obtenida. Y una petición al Gobierno: que informe a todos los trabajadores de su pensión futura.

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