La crisis del coronavirus ha generado un arma de doble filo para la industria de planes de pensiones privados en España, que puede añadir presión a la gestión de la liquidez de estos productos y, por lo tanto, a su rentabilidad final para los ahorradores.
Por un lado, las entidades ya han puesto en marcha el plan del Gobierno que permite a los partícipes rescatar parte de su ahorro para la jubilación si se han visto afectados por un ERTE durante la crisis. Un movimiento en el que también se han incluido a los planes de pensiones de empleo.
Y aquí viene el problema. Las gestoras de este tipo de productos son conscientes de que ha llegado el momento de arrimar el hombro y acogen la medida “con total disposición”, tal y como indican desde varias firmas consultadas. Sin embargo, esta ventana ‘extra’ de liquidez implica varios obstáculos para el sector de los planes de empleo que no se dan en el sistema individual.
Para empezar, los planes con los que las empresas engordan la hucha de sus empleados de cara a la jubilación tienen que estar pactados entre ambas partes, empresa y trabajadores. Por eso, los rescates y los distintos supuestos de liquidez también deben ser acordados. Y las gestoras temen que la situación de crisis derive en una oleada de peticiones para el rescate que dificulte sus planes de gestión de patrimonio a largo plazo.
Aunque desde el sector descartan problemas al limitarse los rescates a 1.613 euros al mes, sí reconocen que una salida fuerte de dinero "puede afectar a la política de inversión del producto”, que podría verse obligado a mover sus inversiones hacia otras mucho menos rentables, como los depósitos, para atender la demanda en esta nueva ventana de liquidez.
Activos ilíquidos
“Los mayores problemas los podrían registrar las estrategias alternativas, más allá de la bolsa y la renta fija, que son mucho menos líquidos y, en momentos de incertidumbre como el actual, también más difíciles de vender”, explican fuentes de la industria.
En algunos productos se puede dar la doble circunstancia de una caída patrimonial por efecto del mercado y de una suspensión de las aportaciones que la empresa hace al plan de pensiones si esta se encuentra en dificultades de liquidez como consecuencia de la pandemia. Según explica Alejandro Olivera, director asociado del área de Investments en Willis Towers Watson, esta suspensión de las aportaciones solo podría generarse si así lo establece el reglamento que regula el compromiso entre la propia empresa y el trabajador.
Los expertos descartan que estas tensiones de liquidez, que en todo caso serían puntuales, se den en los planes de empleo de las grandes empresas. Pero no hay que olvidar que, aunque sea una minoría, compañías de tamaño mediano, ayuntamientos provinciales o centros educativos, por citar algunos ejemplos, también cuentan con estos productos de ahorro para la jubilación de sus empleados. Y en este caso, el tamaño sí importa para la resistencia de las aportaciones.
Un sector 'vigilado'
Según datos de Inverco, el patrimonio de los planes de pensiones de empleo cerró el mes de marzo en unos 32.000 millones de euros y el año pasado las aportaciones, que alcanzaron los 1.246 millones de euros, ya se situaron por debajo de las prestaciones (1.520 millones).
La preocupación en el sector por la excepcional situación generada por la crisis también se ve reflejada en un documento que la Eiopa, la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación, remitió a finales de abril a los supervisores nacionales (la Dirección General de Seguros y Pensiones en el caso español), advirtiendo de la necesidad de controlar la posición de liquidez de los planes de pensiones de empleo “de manera cuidadosa”.
Según explica el organismo, estos productos de ahorro pueden presentar “presiones de liquidez” significativas debido, precisamente, a la falta de aportaciones por la caída de las rentas de los ahorradores, así como a la posible necesidad de atender las peticiones de rescate en un entorno de incertidumbre al que se suma la “dificultad para la venta de activos”. El organismo introduce otro punto clave para la gestión patrimonial en el sector a corto plazo: la caída de los dividendos en las compañías en las que invierten estos productos.
Cuestión de rentabilidad
En este escenario, los expertos de Willis Towers Watson han elaborado un estudio sobre el comportamiento durante la crisis de los 1.200 planes de pensiones españoles que las empresas tienen articulados para sus trabajadores.
Bajo este análisis previo, los expertos de la firma anticipan que “aquellos fondos de pensiones de empleo que sigan con el sesgo europeo en sus carteras deberían evaluar los beneficios de globalizarla". En cuanto a la renta fija, recomiendan prudencia a los gestores. “Hay que hacerse la siguiente reflexión: ¿con qué propósito la quiero incluir en la cartera? Y aquí solo hay dos respuestas potenciales, proteger o generar rentabilidad”.
Si el propósito es proteger, el departamento de Investment de la consultora cree que la estructura habitual de concentración de renta fija de gobiernos europeos no servirá para mantener rentabilidades positivas. “Con los tipos actuales, es difícil que protejan ante las caídas y, por ejemplo, una vuelta al entorno del 0% en el interés de la deuda alemana haría que nuestra cartera cayera alrededor de un 5%”, advierten.
Si lo que se plantea es reducir la renta fija de gobiernos europeos, quizá una asignación a crédito corporativo global pueda tener sentido ya que sus tipos se han incrementado y los bancos centrales están respaldando tanto el crédito en grado de inversión como el de peor claridad crediticia.