Los Presupuestos Generales del Estado ya tienen el visto bueno del Congreso. Y, como parte de ellos, el tijeretazo fiscal a los planes de pensiones privados. Un recorte que amenaza con dejar en blanco al sector nueve meses al año por el riesgo de que decaigan las ya de por sí escasas aportaciones periódicas a estos productos.
Hasta ahora, el grueso de la inversión en planes de pensiones ya se venía concentrando en el último trimestre del año. Ahora, la rebaja desde 8.000 hasta 2.000 euros del importe que como máximo tendrá derecho a deducción en el IRPF el año que viene invita al sector a pensar que los otros tres trimestres registrarán aún una menor actividad.
Estos temores del sector se fundamentan en el hecho de que los inversores que con más frecuencia aportaban a sus planes de pensiones y en cantidades más abultadas, probablemente comiencen a hacerlo por menor cantidad y con una recurrencia muy inferior.
Retraso de aportaciones
En este sentido, el tajo del 75% orquestado por el Gobierno es más evidente si se considera que cuatro aportaciones trimestrales de 2.000 euros quedarían reducidas a una sola al año por esta cantidad. Desde la industria se ha calculado que la merma en aportaciones podría llegar a los 2.300 millones de euros.
El asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance, Víctor Alvargonzález, señala que en casos así “lo más probable es que las aportaciones se vayan hacia el final del año”. “Ya era una práctica habitual que muchas veces tenía origen en la recomendación de un asesor fiscal, porque durante el resto del año la inversión en otro tipo de productos como los fondos de inversión permiten acceder a una mayor rentabilidad y también se benefician del diferimiento en la tributación”.
Viejas (y malas) prácticas
A la espera de que las cifras de 2021 den cuenta del efecto definitivo del cambio fiscal, las últimas cifras disponibles del sector son contundentes. Con unas condiciones mucho más ventajosas para el partícipe, la estadística de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones dejaba en evidencia que un 52% de los inversores no realizó aportación alguna a sus planes en todo el año 2018, último para el que hay disponibles cifras tan detalladas.
Por si fuera poco, un 21% adicional ni siquiera alcanzó los 1.800 euros, un importe que todavía quedaría a salvo del tijeretazo en ciernes. Y además, según confirma una reciente encuesta del Observatorio Inverco, apenas un 30% del total de partícipes realiza aportaciones fuera del último trimestre del año, aquel en el que llega el recordatorio de los asesores y las gestoras concentran sus promociones de captación de ahorros para la jubilación.
Si la métrica es por volumen y no por partícipes, el panorama que probablemente fomentará el cambio fiscal es aún más elocuente. Los datos aportados por el Sistema Nacional de Compensación Electrónica (SNCE) señalan que un 95% de las aportaciones tienen lugar, efectivamente, en los tres últimos meses del año. Los otros nueve meses se reparten las migajas del 5% restante.
El director de inversiones de Feelcapital, Sergio Royuela, explica que según los datos que maneja el roboadvisor “el 77% de los partícipes que venían haciendo aportaciones periódicas no superaba los 2.000 euros”. Por eso considera que el recorte “realmente no afectará de manera considerable a los hábitos de los ahorradores españoles”. Sin embargo, es tajante al señalar que “ahí reside el problema”.
Impacto en negocio
Las viejas -y a menudo inoportunas- rutinas de inversión en los planes de pensiones se seguirán acentuando con esta reforma que para Royuela es, antes que otra cosa, “una medida demagógica para justificar, de cara a la galería, que los ‘ricos’ no tendrán ventajas fiscales”. Una crítica que el sector ha repetido hasta la saciedad en las últimas semanas pero que no ha conseguido eliminar la medida de los Presupuestos Generales del Estado que entrarán en vigor el próximo 1 de enero.
Aunque el impacto en las cifras de negocio de las gestoras no será muy abultado, pues en Feelcapital calculan que los ingresos por nuevas aportaciones a planes de pensiones apenas suponen un 0,69% de su facturación, sí que habrá daños colaterales. Así, el previsible incremento de adeptos a eso de dejarlo todo para el final del año anticipa un negocio mucho menos recurrente.
Además, se le suma según otras fuentes del sector, un más que posible incremento de costes de gestión. Y es que así suele ocurrir con la entrada de mayores volúmenes de capital en espacios más cortos de tiempo para un producto que ya está en marcha.
Y todo esto, critican desde la patronal del sector, sin responder al verdadero problema de sostenibilidad y suficiencia que tiene el sistema español de previsión social. Un obstáculo que, además, se agrava cada año por el incremento del número de pensionistas frente a una proporción de trabajadores activos que se va reduciendo por la inversión de la pirámide poblacional.
A última hora
Sin embargo, Alvargonzález advierte de que en este probable retraso sistemático de las aportaciones al final del año los que más pierden son los inversores. “Lo más beneficioso no es aportar sistemáticamente ni a última hora, sino cuando hay oportunidades para invertir barato”, explica al poner como ejemplo lo ocurrido en este convulso año que ya toca a su fin.
“Abril fue un mes magnífico para invertir y aportar a los planes de pensiones, que además tienen una visión muy a largo plazo”, señala el experto para añadir después que “aunque no se puede decir que vaya a ser malo hacerlo en diciembre, sí que en esta ocasión es especialmente bastante menos atractivo que en otros momentos del año”. Sirva recordar que el Ibex 35 cerró noviembre con el mejor balance mensual de toda su historia.
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