La afrenta fiscal del Gobierno de Pedro Sánchez a planes de pensiones individuales y sicav ha costado cerca de 425 millones de euros en salidas netas de estos vehículos de ahorro financiero tan solo en el primer cuatrimestre del año. Los reembolsos netos hasta abril son de casi 280 millones en los planes privados, según Inverco, y de algo más de 130 millones en las sociedades de las grandes fortunas, con datos de VDOS.
Desde 2021, la aportación máxima anual a los planes individuales no es 8.000 euros, sino 2.000. Asimismo, el máximo a aportar en los planes de empleo se ha elevado de 8.000 a 10.000 euros.
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha defendido la necesidad de trasvasar beneficios fiscales de los planes de pensiones individuales a los de empresa y esto ya está provocando el desmoronamiento de los primeros.
Las ambiciones de Escrivá en torno al segundo pilar de las pensiones (empresas) como complemento a la pública es tal que, de acuerdo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia enviado a Bruselas, el Gobierno prevé alcanzar los 13 millones de partícipes a planes de empleo en 2030, unas 6,5 veces más que ahora.
Con todo, los planes de pensiones privados han aumentado su volumen en el cuarto mes del año, por importe superior a los 625 millones (un 0,75% más). Pero esto se ha debido al buen comportamiento de los índices bursátiles en abril, tanto a nivel nacional como internacional, y no precisamente a los flujos de dinero, que siguen arrojando números rojos.
Fuga de sicav
Por su parte, el anunciado endurecimiento futuro del régimen societario de las sicav, con nuevos requisitos de mínimos (2.500 euros por accionista) y el previsible control de Hacienda para evitar la famosa práctica de los ‘mariachis’ u ‘hombres de paja’, ya ha provocado una oleada de fugas entre los más ricos. La meta que se ha marcado el Ejecutivo de coalición es que solo las verdaderamente colectivas tributen al 1% en el Impuesto de Sociedades.
En 2020, cuando se gestaron las nuevas medidas, las grandes fortunas sacaron de sus sicav prácticamente 1.250 millones al temer que su provechoso régimen fiscal toque su fin.
En lo que llevamos de ejercicio, la estampida ya ha consumido más de una décima parte de la del año pasado. Y si la cifra no es más alta es porque, según ha podido comprobar Invertia con fuentes expertas del sector, la base de sicav sobre la que calcular las estadísticas mengua mes a mes.
Esto quiere decir que, de un mes a otro, muchas sicav se han liquidado o se han mudado de jurisdicción. Por ejemplo, a Luxemburgo. También se han fusionado con una cartera de fondos, que es el salvoconducto de traspasabilidad fiscal que el Gobierno va a dar durante seis meses en un periodo transitorio a partir de 2022. Otras se han integrado en sicav más grandes para ganar escala o bien se han reconvertido en sociedades limitadas o anónimas.
‘Unit linked’, la prueba del algodón
Los reembolsos van en aumento pero sobre una matriz de sicav cada vez más pequeña. Sin descontar las sicav que se han perdido por el camino, la fuga (neta) sería de 147 millones.
Un claro síntoma de nerviosismo entre los más adinerados es que, tal y como informó este periódico, los seguros unit linked de Luxemburgo, considerados como una de las alternativas más eficientes por parte de banqueros y abogados en épocas de incertidumbre, recibieron primas de clientes españoles por valor de 1.100 millones de euros el año pasado, récord desde 2012.
Sin embargo, si en la ecuación se introduce el factor mercado, que ahora empuja al alza el valor de las carteras, las sicav han aumentado su patrimonio un 1,2% en el último mes, hasta superar los 29.000 millones, según VDOS. Pero esto es una falsa sensación de bonanza, porque menos sicav soportan más activos.
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