Las tecnológicas llevan algún tiempo dando pasos hacia el sector bancario. Amazon cuenta con permiso para operar en Luxemburgo y Facebook logró la licencia en Irlanda en 2016. En las últimas semanas ha sido Google quien ha avanzado en su estrategia para convertirse también en un operador bancario.
Google Payment, la rama de pagos digitales de Google, con sede en el Reino Unido ha conseguido una licencia del Banco de Lituania que le permite operar como una “institución de dinero electrónico”. De esta forma, la compañía puede emitir dinero de forma electrónica, así como realizar y recibir pagos y también hacer transferencias.
La licencia de Google en Lituania abre las puertas a operar en toda la Unión Europea, una medida que podría considerarse antibrexit ya que la compañía norteamericana ya contaba con una licencia para realizar pagos en Reino Unido. De esta forma, la tecnológica mantiene su presencia en la Unión Europea pase lo que pase con la resolución del brexit.
"La más que posible salida del Reino Unido de la Eurozona, único país europeo en el que hasta ahora Google tenia licencia para actuar como entidad de dinero electrónico, se deduce que con estos movimientos el gigante tecnológica quiere asegurarse su participación en el sector de los pagos electrónicos, sea cual sea el resultado final del Brexit el próximo 15 de enero", señala Gonzalo Gómez, director del curso experto en Banca Digital & FinTech de la UNIR.
Además, en los últimos días, el Banco de Irlanda ha anunciado que ha concedido una licencia como la lituana a Google Payment. Ahora, la tecnológica puede realizar transferencias, gestionar tarjetas, domiciliaciones o cambios de moneda en Irlanda. Sin embargo, los depósitos y los créditos todavía se resisten para Google.
Las licencias que ha obtenido la tecnológica están relacionadas con la normativa PSD2 (Payment Service Directive). Una regla europea cuyo objetivo es dar acceso a terceros a los pagos y a la información de clientes de entidades bancarias. Sin embargo, la directiva europea sobre la actividad de instituciones de crédito y firmas de inversión limita a estas la capacidad de aceptar depósitos o emitir préstamos. Por lo que, al menos de momento, las tecnológicas no podrían realizar este tipo de actividades.
Irlanda, refugio de Google en Europa
Google ha elegido Irlanda, no sólo para operar servicios financieros, si no también para trasladar los servicios que ofrece a los usuarios residentes dentro del Espacio Económico Europeo y Suiza. Así lo explicó Anne Rooney, responsable de políticas públicas de Google Irlanda en un post en el blog corporativo.
A partir del próximo 22 de enero Google prestará sus servicios relacionados con las búsquedas o los mapas desde su sede europea y no desde Estados Unidos. El objetivo, asegura Rooney, es la adaptación al reglamento europeo de protección de datos. “Estos cambios no afectan de ninguna forma al funcionamiento de nuestros productos o al procesamiento que hacemos de los datos de nuestros usuarios”, subraya en el post.
Datos, la ventaja de las tecnológicas
La llegada de las tecnológicas al sector financiero es uno de los aspectos que más preocupan a la banca tradicional. El estudio Transformación digital y competencia en el sector financiero, de BBVA Research, señala que las empresas tecnológicas “presentan un gran potencial disruptivo para el panorama competitivo por su tamaño y por las características de los ecosistemas digitales en los que integran los servicios financieros”.
En esta línea, el estudio identifica los tres puntos fuertes de las tecnológicas frente a la banca: “desarrollan efectos de red, ejercen un rol de guardianes o puertas de acceso a mercados relacionados, y generan y explotan grandes cantidades de datos”.
La última característica, la relativa a los datos, se convierte en una “ventaja competitiva”, según los investigadores. Y es que, siguiendo el ejemplo de Google, la compañía tiene todo tipo de datos de sus usuarios, y suma ahora los relativos a las finanzas, algo que le puede permitir “mejorar cada vez más la calidad de sus servicios” o “reutilizar (los datos) para desarrollar y/o distribuir otros productos”.
De hecho, una de las críticas de la banca cuando entró en vigor la PSD2 fue que el acceso a los datos no era recíproco. Mientras que las tecnológicas pueden disponer de los datos bancarios de los clientes, si estos así lo deciden, la banca no tiene acceso a los usuarios de las tecnológicas.
Sin embargo, los planes de Google podrían ir en otra dirección, según Gómez, "todas las manifestaciones de la empresa americana han ido en el sentido contrario al de convertirse en una entidad financiera tradicional, dadas las bajas rentabilidades que actualmente aporta el sector y los requisitos regulatorios y de provisiones que se verían obligados a seguir". "Google, como el resto de las famosas GAFAs, lo que ya están haciendo es ofrecer distintos servicios financieros que, desde la innovación y una experiencia de usuario acorde a las expectativas de los clientes, puedan aportar un alto valor añadido y diferencia dentro del sector bancario", apunta el experto de la UNIR.