Mackenzie Bezos creyó en Amazon antes de que el gigante del comercio electrónico existiese. Ella fue la encargada de conducir hasta Seattle en 1994, de hacer los primeros números de la compañía y de llevar a Bezos a su oficina en su Honda Accord. Y es que la hasta ahora esposa y principal apoyo del CEO de Amazon tuvo un papel fundamental en los cimientos de la compañía.
Los Bezos se divorcian. Lo han anunciado a través de un comunicado conjunto que Jeff Bezos ha publicado en su perfil de Twitter. “Hemos decidido divorciarnos y seguir compartiendo nuestras vidas como amigos”, describe la nota. “Nos sentimos increíblemente afortunados de habernos encontrado y profundamente agradecidos por cada año que hemos estado casados. Si hubiéramos sabido que nos separaríamos después de 25 años, lo hubiéramos hecho otra vez”, añaden los Bezos.
Según explican las páginas de La tienda de los sueños. Jeff Bezos y la era de Amazon, de Brad Stone, Jeff Bezos fue la primera persona a la que entrevistó Mackenzie en D. E. Shaw, una firma de inversión en Wall Street. Poco tiempo después, ella le invitó a comer y, tres meses después de empezar a salir, se comprometieron. La pareja se casó a los seis meses y cruzaron el mapa de Estados Unidos para empezar la mayor aventura de sus vidas.
Mackenzie, licenciada en filología inglesa en la universidad de Princeton y escritora, explicó en una entrevista a Vogue que, aunque ella no tiene “instinto empresarial”, decidió seguir a su marido porque vio “cómo de emocionado estaba” con la idea de vender libros por internet. Una vez establecido el negocio, Mackenzie podría seguir escribiendo, su gran pasión. Hasta hoy ha publicado dos libros: The Testing of Luther Albright (2005) y Traps (2013).
A bordo de un Chevy Blazer prestado por el padre de Jeff, los Bezos llegaron a Seattle, en el estado de Washington (EE. UU.). Durante el trayecto, Mackenzie y él empezaron a redactar el proyecto con el que el hombre más rico del mundo, según Bloomberg, llevaba meses soñando.
De hacer cuentas a envolver paquetes
La elección del estado no fue al azar. Tras estudiar instalarse en California, los Bezos eligieron Washington porque les ofrecía un beneficio fiscal: el Supremo dictaminó que las empresas no tenían que pagar impuestos sobre las ventas que la compañía realizase en estados donde no tenía presencia física. De esta forma, Amazon evitaba pagar impuestos en estados con mayor población como Nueva York o California.
Las primeras mesas de Amazon fueron unas puertas compradas en Home Depot, un establecimiento de productos de bricolaje y del hogar. En ellas, distribuidas en el garaje de los Bezos, Mackenzie se convirtió en la primera contable de Amazon. Más tarde, tuvo que ponerse a envolver paquetes y llevarlos a las oficinas de correos para sus envíos, cuando el gigante del comercio electrónico empezaba a desbordarse entre las paredes de un garaje sin ventilación.
Los primeros pasos de Amazon no se entienden sin la figura de Mackenzie, quien, más allá de ser un apoyo fundamental en lo personal para Jeff Bezos, elaboró el primer plan de negocio de la compañía.
El divorcio más caro de la historia
Pese al comunicado amistoso que han publicado los Bezos, algunos analistas ya se han puesto a especular sobre lo que supone el divorcio para Amazon y sus acciones. En esta línea, el estado de Washington, donde reside la familia, tiene como norma que en caso de divorcio aquellas propiedades acumuladas durante el matrimonio deben dividirse entre los dos.
Según la CNN, esto aplicaría a los 137.000 millones de dólares que acumula la fortuna de Jeff Bezos, así como el 16% del accionariado de la compañía. En cualquier caso, se desconocen los planes de la pareja, así como si firmaron algún acuerdo por si el divorcio llamaba a sus puertas.
Lo que está claro es que el divorcio de los Bezos excede lo personal, debido a la implicación de Mackenzie en la empresa con mayor capitalización bursátil del mundo.