Samsung ha presentado en la madrugada de este jueves sus resultados de 2018. La compañía ha obtenido un beneficio de 34.717 millones de euros, impulsado por las buenas cifras de sus chips de memoria para ordenadores y móviles, y un 5% más que el año anterior.
Sin embargo, el fabricante se ha mostrado pesimista con respecto a este año. La desaceleración de la economía china ligada a menores ventas de smartphones, han llevado a Samsung a preveer una menor demanda debida a la "incertidumbre macroeconómica".
Samsung también apunta a una mayor competencia en el área de la visualización cuyos resultados se han reducido en este ejercicio. En el lado contrario están los equipamientos de 5G y la expansión de LTE.
La tecnológica prevé que el área de telefonía, con el lanzamiento del Galaxy S10, le ayudará a "reforzar el liderazgo en el mercado de gama alta y a mejorar las ganancias".
Los inversores ya habían descontado en el mercado las previsiones de Samsung, y es que el fabricante surcoreano ya había anticipado una peor evolución de sus ventas durante el cuarto trimestre. Esta madrugada, las acciones de la compañía cayeron en la bolsa de Corea un 0,54%.