'La Red Social', la película que contó (e idealizó) los entresijos de la puesta en marcha de Facebook, ha resultado ser más una comedia romántica que el thriler que pretendía ser, si se compara con el engendro empresarial en el que Mark Zuckerberg ha convertido su empresa en los últimos años.
En la concepción de esta nueva generación de compañías tecnológicas siempre se destacó el componente humanizador que querían aportar frente a las empresas tradicionales. El paso del tiempo ha demostrado que, lejos de ser así, empresas como Facebook han conseguido ingentes cantidades de beneficios llevando al límite toda consideración tanto económica, como ética.
Una vez creado el monstruo, y viendo que anda desatado, comienzan a crecer las voces que apuntan a que hay que poner freno a la empresa. El último en poner el grito en el cielo ha sido Chris Hughes. El cofundador de Facebook, tras hacerse multimillonario poniendo en marcha la red social, ha decidido denunciar la posición que tanto Facebook como Zuckerberg poseen en estos momentos.
"Él es humano, pero su misma humanidad es la que hace que su poder sin control sea tan problemático. La influencia de Mark es asombrosa, mucho más allá de la de cualquier otra persona en el sector privado o en el gobierno. Ahora mismo puede optar por cerrar un competidor mediante su adquisición, bloqueándolo o copiando su modelo de negocio", así de contundente se muestra con el modelo de gestión de su antiguo compañero en una columna publicada por el New York Times.
Hughes realiza una ligera una pequeña autocrítica durante el escrito: "Mark es una persona buena y amable. Estoy muy enfadado porque su enfoque en el crecimiento lo llevó a sacrificar la seguridad y la amabilidad por los clics. Estoy decepcionado conmigo mismo y con el primer equipo de Facebook por no pensar más en cómo nuestro algoritmo iba a cambiar nuestra cultura, influir en las elecciones o empoderar a líderes nacionalistas".
Continúa el texto asegurando que está preocupado porque "Mark se haya rodeado de un equipo que refuerce sus creencias en lugar de desafiarlas. Su poder no tiene precedentes y es antiamericano", insiste.
"Es hora de trocear Facebook"
Hughes no duda en categorizar a Facebook como un "poderoso monopolio". En su opinión la compañía "eclipsa a todos sus rivales y borra la competencia de la categoría de redes sociales. Facebook ha utilizado su posición de monopolio para excluir a las empresas competidoras o ha copiado su tecnología".
Para hacer frente a esta situación, el cofundador de Facebook propone una drástica solución: "El gobierno estadounidense debe hacer dos cosas: romper el monopolio de Facebook y regular a la compañía para que sea más responsable ante el pueblo estadounidense".
Para poner en marcha esto Hughes propone que el Departamento de Justicia estadounidense haga cumplir las leyes antimonopolio. ¿Cómo? Deshaciendo las compras de Instagram y WhatsApp y prohibiendo futuras adquisiciones durante varios años. Eso sí, advierte de que Facebook está trabajando rápidamente para integrar los tres, lo que haría más difícil para las autoridades dividirlas.
Según la opinión de Hughes, el coste de trocear Facebook sería casi nulo para el gobierno y, además, permitiría que muchas personas ganaran dinero. "La prohibición de las adquisiciones a corto plazo garantizaría que los competidores, y los inversores que apuestan por ellos, tengan el espacio para florecer. Los anunciantes digitales repentinamente tendrían múltiples compañías compitiendo por sus dólares".
En este aspecto Hughes pone el ejemplo de Standar Oil: "El valor de las compañías que conformaban esta empresa se duplicó en un año después de su desmantelamiento y se multiplicó por cinco unos años más tarde. Del mismo modo, diez años después de la ruptura de AT&T en 1984, el valor de sus empresas sucesoras se ha triplicado".
El cofundador de Facebook concluye de forma contundente su alegato: "Necesitamos una nueva agencia, facultada por el Congreso para regular las empresas de tecnología. Su primer mandato debe ser proteger la privacidad". De hecho, pone como ejemplo la directiva de privacidad de la Unión Europea.
Ojalá Hughes hubiera sido tan clarividente mientras estuvo en Facebook. Esperemos que, al menos ahora, alguien le haga caso antes de que sea demasiado tarde.
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