Google ha dado un portazo a Huawei. La tecnológica ha anunciado que dejará de suministrar su software a los teléfonos de la marca china. Este escenario, que parece la consecuencia lógica de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, tiene otra lectura en la era de los datos.
“Lo que es realmente importante no es tanto que Google niegue la posibilidad de actualizar los teléfonos, sino que haya establecido un cortafuegos de cara a que la información no circule”, explica a este periódico Ernesto Pascual, analista y profesor de Estudios de Ciencias Políticas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Para Pascual, contextualizar el veto de Google a Huawei dentro de la guerra comercial, el intercambio de aranceles y las consecuencias para la economía mundial “es un esquema de explicación del siglo XX, que se ve superado por el esquema del siglo XXI, donde quien controle la tecnología, controlará la información y el mundo”.
Huawei ha sido acusada de espionaje en Estados Unidos e incluso ordenó la detención de Meng Wanzhou, vicepresidenta y directora financiera de la empresa, por considerar que la compañía estaba violando las sanciones impuestas contra Irán. La marca china se ha convertido en diana de los dardos de Trump como lo han hecho México o las acereras extranjeras. El profesor de la UOC señala que esto responde a las “motivaciones” del presidente estadounidense ante sus votantes.
El Gobierno estadounidense incluyó a Huawei en la lista negra hace una semana para “prevenir que la tecnología norteamericana la usen entidades extranjeras que puedan dañar potencialmente la seguridad nacional de Estados Unidos o sus intereses en política exterior”, algo que, en opinión de Trump, Huawei ya ha hecho.
Google, cooperadora institucional
Pascual explica que, en contraste con Apple que lleva por bandera la privacidad de sus usuarios, Google “siempre ha sido muy cooperadora, no solo con el gobierno norteamericano, también con el gobierno chino, en el sentido de que cuando le han pedido censurar acceso a páginas lo ha hecho”.
Así, la de Mountain View no ha dudado en romper las relaciones con Huawei. Una decisión que aunque impida que la información circule en los teléfonos de Huawei, comporta un perjuicio inmediato para Google, ya que esta dejará de tener acceso a los datos de los usuarios de esa marca.
“Se ha tomado mucha conciencia de que la tecnología es la puerta de acceso a la información, que podemos obtener muchos datos directos e indirectos, no solo de la escucha, si no de los megadatos que se generan en las apps, y por lo tanto, para Estados Unidos es estratégico”, añade Pascual.
La Unión Europea, en situación de dependencia
Por su parte, la Unión Europea se encuentra en “una posición muy delicada porque no puede competir con los dos gigantes pero a la vez no es un factor menor de la economía mundial”. Según el experto de la UOC, Bruselas está “a expensas de que China y Estados Unidos acaben firmando un tratado comercial que no perjudique los intereses de toda la Unión, pero está menos expuesta que otras áreas comerciales” a una hipotética guerra comercial entre ambas potencias.
En esta línea, Pascual cree que “la posición de la UE es de dependencia” y “posicionarse a nivel tecnológico “es complicado”. Sin embargo, el experto cree que la consecuencia de la batalla por los datos va a ser “la paralización del despliegue de 5G donde esté Huawei”.