“Nos encontramos en los 10 días más importantes del verano. La situación es demasiado crítica y podríamos tener que retroceder”, decía este lunes el presidente de la Generalitat, Quim Torra. Era el aviso a sus ciudadanos de que Cataluña podría volver a un confinamiento si no se revierte la curva de contagios del Covid-19, que alcanza los 278.782 casos en toda España.
Un aumento de rebrotes del coronavirus que afecta con fuerza también a otras Comunidades como Aragón o Murcia y que empieza a preocupar también en Madrid (no tanto por el número de contagios como por la tendencia que empieza a vislumbrarse). Unas cifras que han puesto de relieve la importancia de trazar los contactos de los contagiados, y que ya han hecho saltar las alarmas sobre la insuficiencia de rastreadores contratados por las autoridades sanitarias españolas.
¿Podría ayudar a esa tarea la famosa app de rastreo que comenzó a probarse en La Gomera a finales de junio? Pues todavía es pronto para decirlo. La Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial espera recibir a lo largo de esta semana los datos del piloto llevado a cabo en la Isla y que terminaba el pasado lunes 20 de julio.
Se trataba de una prueba con la que, a partir de 3.000 descargas de la aplicación, se ha simulado un falso brote de 300 contagiados. Sin embargo, todavía se desconocen por completo los resultados que están siendo analizados. Por tanto, no será hasta los próximos días cuando se puedan estudiar y comprobar si, de verdad, puede resultar útil para frenar el avance de la pandemia del coronavirus.
Fuentes conocedoras de esta prueba explican a Invertia que los trabajos tratan de agilizarse. Sin embargo, la decisión definitiva sobre su posible implantación tardará en llegar. Según explican, una vez que desde la Secretaría de Estado se tengan las conclusiones, será el momento de compartirlas con el Ministerio de Sanidad.
Una vez que ambos organismos hayan decidido si dar el paso o no de avanzar en la puesta en marcha de una app de rastreo, será el momento de tener que negociar con las distintas Comunidades Autónomas. Como ha contado Invertia, los gobiernos regionales tienen derecho de veto y, por si fuera poco, aquellos que quieran implementarla tendrán que conectar sus sistemas de salud con la aplicación. Es decir, se necesitarían hasta 17 conexiones distintas para que tenga un funcionamiento correcto.
Las mismas fuentes consultadas por Invertia explican que, en este momento, existen algunas dudas sobre si la app realmente sirve o no de ayuda en la detección de los contagios. Recuerdan que, por ejemplo, en Francia ha sido un rotundo fracaso. Los últimos datos ofrecidos por el ejecutivo galo reflejan que sólo ha tenido dos millones de descargas (en un país de 67 millones de habitantes).
Por si fuera poco, en pocos días cerca de medio millón de personas borraron la aplicación de sus móviles. Es decir, que en este momento tan sólo un millón y medio la tiene instalada. Una cifra demasiado baja, ya que el éxito de estas aplicaciones reside -precisamente- en que haya un gran número de descargas.
Tampoco es que haya tenido un gran éxito en Italia. Allí la app, llamada Immuni, y que se adoptó el pasado 15 de junio, cuenta con poco más de cuatro millones de usuarios, en una población de más de 60 millones de personas.
La voluntariedad en su instalación es el principal punto débil que tienen. El propio ejecutivo galo lo reconoce, y recuerda que -por ejemplo- en Alemania hay cerca de diez millones de personas con la aplicación de rastreo instalada.
El motivo de estas diferencias, según explicaba el ejecutivo francés, se debe a la forma que tienen las sociedades de encarar la lucha contra el coronavirus. Así que ése debe ser otro factor a tener en cuenta a la hora de decidir si se pone en marcha o no una aplicación de rastreo del coronavirus.
¿Qué ocurrirá en España? Aún es pronto para decirlo, pero lo que parece muy evidente es que en ningún caso llegará antes de que acabe el mes de septiembre o puede que, incluso, no termine de ver la luz.
Así funciona
La app de rastreo que se ha aprobado en La Gomera, llamada Radar Covid, está construida bajo la API (el software para crear aplicaciones) que Google y Apple presentaron de forma conjunta a finales de abril.
Está basado en el concepto de rastreo de contactos que se usa habitualmente en las epidemias, o contact tracing: una búsqueda de quién ha estado en contacto con el infectado para comprobar después en el centro médico si también lo está o no.
Aprovechando que el bluetooth de los smartphones actuales emiten siempre una señal para marcar que están presentes en una zona, se asigna un código anónimo a cada uno de los teléfonos que tienen la aplicación instalada. De este modo, la app juega con los teléfonos como si fueran imanes: se reconocen entre sí cuando están cerca.
Tanto nuestro teléfono como los teléfonos que lo rodean trabajarán en segundo plano para intercambiar identificaciones a través de bluetooth sin necesidad de tener la aplicación abierta. En la app se ha establecido un determinado tiempo y distancia entre los teléfonos para que, cuando se superen, se sepa que los dueños de los móviles han estado en contacto.