En plena segunda ola de contagios, muchas empresas se encuentran con dificultades para armonizar los planes de trabajo presencial y en remoto. Una situación excepcional que obliga a las compañías a readaptar sus ritmos de producción en un panorama marcado todavía por la inestabilidad.
Si septiembre permitía iniciar la desescalada en las oficinas, octubre vuelve a sembrar dudas sobre la posibilidad de retomar por completo esta fórmula de trabajo. Por otro lado, este sistema híbrido exige una gran capacidad de coordinación interna y pone a prueba la denominada transición digital de las empresas, que para muchas comenzó con la llegada del estado de alarma.
Algunas empresas han descubierto que un sistema mixto que alterna la presencialidad y el trabajo a distancia resuelve, por una parte, la dificultad que pueden suponer las restricciones de las Administraciones y permite mantener un nivel de actividad adecuado.
¿Hacia un modelo híbrido?
Adaptarse "depende de la idiosincrasia de la empresa y el papel que ocupa cada trabajador. Esto determina si tienen más o menos dificultades", analiza Mario Blanca, responsable de UX en Ole Agency. Durante las semanas de confinamiento, además, las empresas se vieron obligadas a recurrir a un "teletrabajo forzoso" que no siempre terminó resultando.
En este sentido, se llama la atención no solo sobre el tipo de empresa y su actividad, sino también sobre los perfiles que componen la empresa, ya que "la curva de aprendizaje no es siempre igual para todos. Algunos están más familiarizados que otros con el teletrabajo o con realizar sus tareas de manera independiente" sin una colaboración tan estrecha como la que puede surgir dentro de una oficina.
"La clave está en determinar la necesidad del presencialismo, el para qué, y la flexibilidad para los trabajadores. Es necesario establecer unas reglas que sean flexibles para que las empresas sean capaces de saber cómo actuar".
Por el contrario, los expertos de la consultora especializada estrategia y servicios digitales señalan que no es recomendable reflejar un ambiente de incertidumbre: "Las dudas y el no saber se convierten en malestar y confusión, algo que las empresas no deben trasladar".
Replantear la productividad
En cualquier caso, optar por un modelo que no sea presencial en su totalidad ya supone replantear la productividad que cabe esperar de la empresa. Llevar a cabo una migración de la actividad de una oficina a un entorno puramente digital supone una fase de adaptación no solo para los trabajadores, sino también para los resultados exigibles dentro de la propia empresa.
Cuando desaparece el factor del presencialismo, que permite llevar a cabo un control algo más tangible sobre la capacidad de producción de la compañía, algunas empresas advierten que "no se habían planteado todavía la manera de medir la productividad" en este nuevo ambiente.
Aquí medir la productividad ya no se puede hacer como se hacía antes. El responsable de UX llama la atención sobre otros factores a tener en cuenta como son "el entorno o el estado de ánimo de los trabajadores por el mero hecho de quedarse en casa". En este sentido, es posible que las empresas atraviesen un periodo en el que "se asume una pérdida de productividad".
Mario Blanca aconseja sustituir esa mentalidad por otra en la que se establecen hitos a corto plazo, semanales, etc., que permiten ir valorando cómo evolucionan los trabajadores en la nueva dinámica de la empresa. "Hay que ser conscientes del periodo de adaptación, que irá ligado al perfil de cada empleado, para ver si es preciso reforzarla con algún tipo de aprendizaje o con la asignación de otras tareas", apuntan desde Ole Agency, que ven la formación en este proceso como una "gran aliada".
El gasto el teletrabajo
"No es sostenible tener puestos para el 100% de los trabajadores en las oficinas y luego tener que disponer medios para cubrir al trabajador en casa del empleado", apunta el responsable de UX. Las medidas recogidas por la nueva ley del teletrabajo recogen que la empresa debe asumir los costes necesarios para permitir que el empleado pueda desempeñar su actividad desde el hogar.
"Cada empresa tiene que fijar sus normas para regular todo esto en función de lo que necesiten", afirma Mario Blanca, y destaca: "Hay que destacar la necesidad de la planificación y el adelanto por parte de las empresas".
Esto abre la posibilidad de reconsiderar los espacios en oficinas, ya que supone repensar la cantidad de inmuebles y recursos que la compañía destina para llevar a cabo su actividad. Desde Ole Agency analizan que el parque inmobiliario se verá afectado, pero está por ver cómo se redistribuyen las empresas y estudian enfocarse en otro tipo de inversiones.