El comercio electrónico fue uno de los servicios digitales que más creció durante la pandemia de la Covid-19 y los datos de 2021 confirman que ese boom no fue solo fruto de las necesidades puntuales derivadas de los confinamientos. Sin embargo, el auge del comercio electrónico podría verse frenado en los próximos meses como cosecuencia de la subida de los precios y la incertidumbre que rodea la economía global.
Aunque no hay duda de que el comercio electrónico es una práctica que ha llegado para quedarse, esta actividad no es ajena al escenario macroeconómico. Por ello, los expertos apuntan que una ralentización de las ventas online será inevitable si las consecuencias de la guerra de Ucrania acaban provocando un parón de la economía y un frenazo en la demanda de los consumidores.
Según recoge el informe 'La Sociedad digital en España 2022' elaborado por Fundación Telefónica, el comercio electrónico mantuvo en 2021 su tendencia creciente de años anteriores, ya que el pasado año aumentó tanto el gasto como la frecuencia y el uso de plataformas especializadas en esta actividad digital.
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"Si esta opción se vio favorecida en los periodos de confinamiento de 2020 como alternativa al comercio tradicional, los análisis anteriores demuestran que no solo no se ha vuelto a niveles previos a la pandemia, sino que se han superado con creces los históricos números de 2020", remarca.
No obstante, el estudio advierte de que la guerra de Ucrania y su impacto en los precios y el escenario macroeconómico ha vuelto a introducir un "velo de incertidumbre" en la previsión de evolución a medio plazo del negocio del comercio electrónico.
"La escasez de materias primas y de energía que ha traído consigo el conflicto para Europa ha provocado un repunte de la inflación desconocido desde hace más de una década, lo que puede conllevar una contracción de la demanda que incida en el volumen de compras que realiza la ciudadanía española online", advierte.
Control de gastos
A este respecto, Ana Isabel Jiménez Zarco, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC añade que en una situación de alza de precios como la actual y, por tanto, de cierta incertidumbre, el consumo se contrae y los ciudadanos controlan mucho más sus gastos, priorizando los relacionados con productos básicos.
En declaraciones a EL ESPAÑOL-Invertia, Jiménez apunta que este recorte se va a trasladar al comercio online, en parte porque entre los productos que más se adquieren por Internet se encuentran algunos de los primeros en los que los consumidores recortarán su nivel de gasto, como la ropa y los complementos o los servicios digitales (Netflix, Spotify...).
No obstante, apunta que el comercio online ofrece la ventaja de que es más sencillo comparar precios entre distintos proveedores que en los canales tradicionales. Además, los costes de los vendedores digitales son inferiores a los que tiene un comercio tradicional y se ven menos afectados por la inflación, lo que les da un margen mayor para mantener precios menores o realizar ofertas.
En este contexto, apunta que mientras la inflación se mantenga elevada y persista esta sensación de inseguridad, seguirá la contracción del consumo. Pero Jiménez no tiene duda de que, con el tiempo, la demanda se recuperará. Además, añade que lo que es imparable es el consumo mixto, en el que los canales digitales y tradicionales se usan indistintamente para comprar o para buscar información de los productos.
Auge del comercio electrónico
El comercio electrónico ya llevaba varios años ganando relevancia como medio para realizar compras, especialmente entre la población más joven. Sin embargo, con la Covid-19 se convirtió sin lugar a duda en una de las actividades digitales que mayor crecimiento experimentó durante los confinamientos para frenar la expansión del coronavirus.
Como explica Jiménez, a finales de la década pasada ya estaba claro que el comercio electrónico "había llegado para quedarse", aunque seguía limitado a productos muy concretos. Con la pandemia, las circunstancias cambiaron y los consumidores se volcaron con el entorno online, pero "por obligación".
Aquellos usuarios que hasta entonces únicamente empleaban los canales tradicionales de compras se vieron forzados a recurrir al comercio online, mientras que los que ya lo utilizaban aprovecharon para ampliar el abanico de productos que adquirían a través de Internet, por ejemplo productos frescos y de alimentación.
Los datos recabados por la Fundación Telefónica señalan que, tras la estabilización de la situación sanitaria, los cambios experimentados en los hábitos de consumo online con la pandemia se consolidaron. Incluso las cifras muestran que el comercio electrónico superó en 2021 los valores de 2020 pese a retomarse las actividades presenciales.
El primer indicador que constata este hecho es el porcentaje de personas que han comprado por internet en los últimos tres meses. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 se situó en el 55,2%, lo que supone 1,4 puntos porcentuales más que el 53,8% de 2020.
"El porcentaje de usuarios del comercio electrónico no solo no ha disminuido tras los confinamientos de 2020, sino que ha vuelto a aumentar. Parece, por tanto, que el comercio electrónico se consolida como alternativa al comercio tradicional, con un número creciente de usuarios", subraya la Fundación Telefónica.
Más gasto y más uso
Además del número de usuarios, otros indicadores como el gasto y la frecuencia de uso también permiten evaluar la evolución del comercio electrónico. En ambos casos se percibe un crecimiento que confirma que el súbito repunte en 2020 no fue algo puntual derivado de la pandemia, sino que tiene visos de continuidad en los próximos años.
En relación con el gasto, IAB Spain apunta que el promedio por cada compra subió notablemente el pasado año y pasó de los 68 euros en 2020 a los 89 euros en 2021. En cuanto a la frecuencia de uso, los compradores online realizaron 3,8 compras al mes el pasado año, frente a las 3,5 declaradas en 2020.
Unos datos muy similares a los obtenidos en una encuesta realizada por Telefónica. Así, la operadora apunta que los internautas que declaran comprar online al menos una vez a la semana (una o varias veces) son el 23,4%, lo que supone 5,2 puntos más que en 2020. Además, añade que los compradores online gastaron mensualmente, de media, 123 euros, diez euros más que en 2020.